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EL TRABAJO EN LA VIDA FRANCISCANA 51 teros en este siglo (cf. Gen 23, 4; Sal 38, 13; lPed 2, 11), que sirven al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente. Y no tienen por qué avergonzarse, pues el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo» (cf. 2Cor 8, 9). El Testamento El Testamento constituye el tercer eje o clave que es preciso tener pre– sente en el tema del trabajo. Para una correcta interpretación de todo el Testamento hay que conocer las situaciones de conflicto en las que ya vivía la Orden a la hora de escribirlo san Francisco. El P. Manuel CASTELLAR enumera trece de estas «posibles situaciones de conflicto», de las que entresaco la séptima que se refiere a nuestro estudio del trabajo. Dice así: «7. El trabajo manual se había postergado como medio habitual de subsistencia. Se había subordinado, haciéndolo incompatible, con el espí– ritu de oración y devoción. Era una simple opción restringida, casi exclu– sivamente en función de evitar la ociosidad. Por lo mismo se había hecho habitual y ordinaria la limosna, dejando de ser un recurso para casos de necesidad» 9 • San Francisco reacciona fuertemente contra este estado de cosas y escribe: «Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en algún oficio compatible con la decencia. Los que no lo saben, que lo aprendan, no por la codicia de recibir la paga del trabajo sino por el ejemplo y para combatir la ocio– sidad. Y cuando no nos den la paga del trabajo, recurramos a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta. El Señor me reveló que dijésemos este saludo: El Señor te dé la paz». En cuanto a tipología se refiere, el trabajo sigue siendo el manual. A «la gracia de trabajan> del 2Regla 5, ahora Francisco responde: «Los que no lo saben, que lo aprendan». El trabajo manual no es una opción: «quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en algún oficio compatible con la decencia». En cuanto «los motivos, el Testamento añade <<no por la codicia de recibir la paga del trabajo sino por el ejemplo y para combatir la ociosidad». El trabajo sigue siendo condición de los pobres. 9 CASTELLAR, M., 0.F.M.Cap., El Testamento de san Francisco, l. c., p. 246.

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