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58 AURELIO LAITA plano religioso pasa a un plano absolutamente profano. La filosofía mo– derna busca el valor del hombre en su trabajo; desprecia la contempla– ción porque es especulativa y contempla en vez de hacer. La moral mo– derna obedece a la misma inspiración y pone en primer término el valor social del trabajo. Juzgan nulos los valores que no se han adquirido por el trabajo. El héroe moderno es un héroe de la actividad, es el Fausto, que sentencia "al principio era el acto" y no el Verbo (es decir, prefe– rencia por el trabajo y no por la contemplación). El trabajo en la filosofía marxista «Y así llegamos al marxismo para "cuya filosofía el trabajo tiene un doble aspecto, uno negativo y otro positivo. El aspecto negativo viene dado por la triple alienación que sufre el trabajador según Marx: el obrero está alienado respecto a su producto, respecto al mismo acto de trabajar y respecto de la naturaleza y de los demás hombres. En su aspecto posi– tivo el trabajo aparece como la función esencial del hombre. Por él el hombre se educa, exterioriza sus fuerzas, las proyecta sobre la natura– leza, fecunda las cosas. Gracias al trabajo, el hombre debasta y afina la naturaleza, imprimiendo en ella el sello de su personalidad: hace pasar a ella un soplo de inteligencia y de espíritu. El trabajo suprime el caos, introduce en la naturaleza el reino de la libertad. Por el mismo hecho del trabajo el hombre se humaniza, adquiere conciencia de sus recursos y de su valor. En una palabra, el trabajo es la fuente de la dignidad de la persona» 2 -i. El trabajo en la civilización del progreso En esta nueva época (GS, n. 4) se tiene conciencia de que el hombre, mediante el trabajo ,está empeñado en la gran tarea de hacer evolucio– nar el mundo. De ahí la proclamación de su dignidad y de su profunda significación para el hombre actual. El trabajo constituye a) la afirmación de su propia personalidad: los hombres ven en el trabajo el modo de crecer en responsabilidad, en iniciativa, en tesón; b) un lugar de encuentro entre los hombres y no sólo por los con– tactos que se dan en los «lugares de trabajo», sino también por 21 DOCTRINA SOCIAL CATOLICA, Instituto social León XIII, Madrid. 1966, p. 183s.

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