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cumplir - con beneplácito de todos - en lo de la brevedad de sermón. ¿Dónde y cómo sacó tiempo para tanto ... ? Estuvo, lo sabemos bien, dedicado totalmente a su ministerio. Y es por esto por lo que, el antes citado P. Fr. Luis Amonio de Sevilla, responde a nuestra pregunta diciendo que, en el retiro de Ronda, casi con la complicidad del vecindario en no molestarle, le permitió escribir muchas de sus obras, sermo– nes y escritos que, gracias a Dios, de él conservamos. SANTO Se ve casi lógico y normal, o como de absoluta necesidad que, a la fuerza, tenía que ser santo. Algo así como el corola– rio forzoso del ser capuchino y misionero, pero no como una lógica consecuencia. El ser capuchino y misionero le ofrecieron múltiples ocasiones y motivos para ser santo. Fueron las otras dos patas del trípode. Pero el ser santo fue otro aspecto que se propuso y por el que realizó un gran esfuerzo. El Concilio Vaticano II nos ha hecho recordar y celebrar la vocación de todos los bautizados a la santidad (16), gracia y don gratuito de Dios, que no se puede comprar, ni adquirir por méritos propios (Rom. 3, 27ss; 4,3; 5,2; Gál 2, 15ss; Ef. 2,8.9), pero que parece conducir, inconscientemente, a la postura contraria de tiempos pasados. Antes todo se conside– raba esfuerzo propio; ahora todo se piensa que debe ser obra (16) Lumen Gentium, Cap. 5 22

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