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mento, depende de él. No quiere ser un estorbo, sino ayu– dar lo mejor posible. ¡Y él está plenamente convencido de que es un estorbo! Si a pesar de todo las predicaciones dan mucho fruto es por la misericordia de Dios, lo que le humi– lla mucho más. Así todos los reconocimientos y títulos con– cedidos por autoridades eclesiásticas, civiles y asociaciones no vienen nada más que aumentar el ejercicio de su humil– dad interna. A pesar de todo lo que le diga su director espiritual, Fray Diego preparar laboriosamente sus sermones, sobre todo, con el estudio de la Biblia y la oración. Pero también la Patrística la maneja abundante y oportunamente, y los conocimientos de todas las artes. Su misión no es solo predicar, sino llevar a Cristo, a la Trinidad, a la Virgen, a los santos, a la Iglesia, a todo el pue– blo. Para ello utilizará todos los recursos disponibles: libros, novenas, sermones, poemas, letras para cantos, objetos piado– sos ... , ¡todo cuanto pueda ser un vehículo de formación y comunicación espiritual! En ese su deseo de dar a conocer la fe no hay tema que no toque y ante el que no se exprese con total y absoluta libertad, lo que le valió no pocos sinsabores por parte de los políticos, los ilustrados, los envidiosos y aquellos que quedan injuriados por la gloria ajena. Tuvo denuncias ante el Rey y la Inquisición, pero no le preocuparon tanto las denuncias en sí cuanto el que él pudiera, en cualquier momento, haber dicho 20