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PROTESTANTISMO Q3 Roma, mediante sus misioneros con abnegación para el martirio, está a la cabeza de la civilización y del progreso; es que ella busca ante todo el reino de Dios y de su justicia, y Dios le concede lo demás con super– abundancia. Los pobres misioneros católicos encuentran por todas las regiones del mundo a .los ricos agentes de las Sociedades Bíblicas; la pobreza de los unos confunde la riqueza de los otros. No quisiera aplicar a los protestantes de China lo que, hablando de ellos en general, dice Alejandro D1:1mas: Estos buenos protestantes re– corren el país con la Biblia en una mano y el precio de sus mercancías en la otra, sembrando la palabra evangélica y recogiendo libras ester– linas. Para ellos cada nuevo convertido es un nuevo consumidor, y ellos no ofician en el altar del verdadero Dios sin oficiar simultáneamente ante el altar del oro, (1). No; estamos dispuestos a ser sinceros y queremos tributar a ciertos agentes de las Sociedades Bíblicas el honor a que se hacen acreedores. Mas, ¿en qué consiste que ellos mismos deploren la asombrosa esterilidad de sus esfuerzos? ¿No consistirá en que con los cargamentos de volúmenes que se les envía de Inglaterra, tan generosa en este punto, llevan a los pueblos paganos un evangelio corrompido, un Cristo disminuído, una moral toda humana y cálculos e11 los que Dios no ocupa el lugar que le corresponde? ¿No será que olvidan uno de los principales caracteres atribuídos por San Pablo a esa caridad sin la cual la fe que se ha de propagar es puro nombre, 11011 quaerit quae sua sunt, no busca el amor de sí mismo? El misionero católico camina, trabaja y se sacrifica en la indigencia; la pobreza es su gloria; lucha contra las pasiones, reforma las costum– bres, no trafica, muere pobre, pero legando a la Iglesia, su tierna Ma– dre, provincias conquistadas. El agente de las Sociedades bíblicas ca– mina en riquezas, y vuelve rico a su país, habiendo recibido el precio de su parmanencia en el extranjero, pero vuelve sin dejar a su paso una sola alma alumbrada con la fe, consolada, fortalecida. Por eso es que un misionero protestante escribía así a su jefe: ,Cosa sería difícil de probar que los millares de libros arrojados con tanta prodigalidad entre este pueblo, hayan suscitado la duda o la inquietud en el espíritu de un sólo individuo, ni movido una sola alma a buscar un director espiritual entre los protestantes residentes en China, o que, en fin, haya sido mo– tivo para la conversión de un pagano» (2). Causas de la esterilidad de la propaganda protestante en China. - No obstante las biblias que distribuyen, las escuelas que abren, los hom- (1) A. Dumas. Vie de Mgr. Faurie. París, Lecoffre. (2) El mismo, en el mismo lugar.

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