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PROTESTANTISMO 91 el confort de sus magníficas residencias de invierno y verano, pero tam– bién para abrir hospitales, escuelas, imprimir inmensa cantidad de bi– blias y otros libros de propaganda, pagar el personal que se halla a su servicio y sostener en la fe a sus adeptos, muchos de los cuales, los más, vienen a ellos, la experiencia de cada día nos lo dice más, propter esum que propter Jesum. Las misiones protestantes son también, a las veces, temibles por su espíritu de proselitismo. Si hemos de ser sinceros, si hemos de escribir por lo que hemos visto, es necesario reconocer que entre ellos hay mu– chos cuyas intenciones y buena fe diríanse reales, y por su actividad, obtienen resultados apreciables y el sueldo que ganan lo tienen bien ga– nado. Se esfuerzan en hacerse todo para todos, con generosa resigna– ción al ver fallidas sus dulces esperanzas. Algunos de sus auxiliares in– dígenas, los menos sin embargo, no están menos animados de ese fuego que, por no ser sagrado, no les impide recular ante el obstáculo, cuan– do preveen sobre todo que a su alrededor se levanta la mareada; crite– rio y objetivo infalibles en la actividad de un chino. Las condiciones en que se mueve el Protestantismo y los resultados de su propaganda, ¿son perjudiciales al Catolicismo?-Siendo las condicio– nes y los resultados de la prapaganda protestante tan diferentes en las diversas provincias de China, suele disputarse entre los misioneros ca– tólicos si la existencia de estos elementos reunidos-el poderío del nú– mero, la influencia de la nacionalidad, la virtud atrayente del dinero, y el espíritu de proselitismo de los protestantes-es verdaderamente per– judicial a la causa católica en China. Para dilucidar, y aun para resolver esta cuestión, en la evangelización protestante han de tenerse en cuenta dos hechos, a saber: la febril propaganda de las sociedades bíblicas y la actividad individual, o sea la influencia religiosa confesional de sus mi– nistros. En cuanto a la desenfrenada propaganda de libros y publicaciones diversas que el Protestantismo arroja a manos llenas en China como en otros países, ocurre recordar un pasaje del ilustre conde de Maistre en su undécima de las veladas de San Petersburgo, el cual, leyendo el por– venir con profunda mirada de profeta, y describiendo el maravilloso desarrollo que debía adquirir la propaganda del Cristianismo, nos pre– senta a la famosa Sociedad Bíblica como un ciego instrumento de la Providencia, trabajando, sin ella advertirlo, por la causa de la verdad católica. ~ Cuando un rey de Egipto hizo traducir la Biblia en griego, creyó satisfacer o su curiosidad o su antojo o su política; pero los ver– daderos israelitas vieron unánimemente, y con extremo desagrado, esta venerable ley arrojada, por decirlo así, a las naciones, y privada del

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