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74 RELIGIONES DOMINANTES EN CHlNA pándose más que de personajes mediocres, espíritus inferiores a los cua– les puede recurrir directamente en sus necesidades particulares. Y así el pueblo ignorante hállase dispuesto a aceptar de buen grado cuantos dioses, CL1antas divinidades se le ofrezcan, a condición de que sean aptos para concederles los bienes que se les pida, y aparten de él los males y peligros que teme le acaezcan. Los dioses, los espíritus, las di– vinidades sin cuento de los budistas y taoístas tuvieron de esta suerte franca entrada en el espíritu del pueblo chtno. En definitiva, el culto de los chinos compónese de diversos elemen– tos heterogéneos de las diferentes religiones que sucesivamente han vivido entre_ellos. Eri lugar de distribuirse las provincias y los distritos ENTRADA PRJNCIPAL AL MONASTERIO BUDISTA DE LASrlA y sus fieles adeptos, en lugar de constituir un como coto redondo para cada una de ellas, estas religiones o sectas religiosas de la China prefi– rieron mezclarse entre sí, hacer entre sí una amalgama de ideas, sin que entre ellas se permitiese intransigencia alguna de doctrina, sino más bien una admirable condescendencia para con todos los sectarios. En materia religiosa, los celestes creen y hacen lo que les conviene hacer y creer; discípulos de Lao tse, de Confucio, de Buda, hoy ya no existe disputa alguna doctrinal entre ellos; por consiguiente, Taoísmo, Con– fucianismo y Budismo, es decir, una mezcolanza sin nombre, sin dog– mas ciertos, sin principios, he ahí la Religión popular de los chinos. En efecto, •Un chino no es confucista., taoísta o budista, como un europeo es católico, protestante u ortodoxo. Como las ocasiones o la conveniencia son las que determinan las convicciones de los chinos, según las. ocasiones, lo mism0,se arrodill,a él delante d~I monstruoso1 Buda de abultado vientre, c¡u~.4el grotesco ~ole, taoi~ta o ~ las tabli-

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