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BUDISMO 71 ciudad de los espíritus, la Roma del Lamanismo, la villa del mundo donde hay más monjes, el lugar de las peregrinaciones tan frecuentado como la Meca, la capital de la religión budista, es, en frase del Padre L. Wieger, la villa de los leprosos, de las hembras; son los bonzorios, tanto del uno como del otro sexo, el basurero en donde c~nverge toda la hez de la sociedad china (1). Corvlario.-Tales son, a grandes rasgos, las tres religiones propias de la China. El imperio celeste ofrece ese espectáculo, único tal vez en el mundo, de tres religiones de orígenes y naturaleza en todo y por todo distintas, mezcladas hasta tal punto, que muchos practican dos de estas religiones y no pocos hasta las tres al mismo tiempo. General– mente se busca la explicación de este hecho tan extraño en la naturale– za íntima de estas diversas religiones, y, sobre todo, en los vacíos que presenta cada cual de ellas desde puntos de vista diferentes. A la una, faltaríale la moral, la psicología; a la otra, la metafísica, los principios teóricos; a la tercera, el culto, las ceremonias, los dioses. Reunidas, for– man un todo completo que responde a las tendencias del hombre. Mas si me fuera permitido emitir mi opinión personal, yo diría que esta ex– plicación, al parecer tan sencilla y convincente, resulta del todo insufi– ciente para la explicación de este extraño fenómeno. Porque si estas religiones coexisten hoy de acuerdo hasta cierto grado, este acuerdo es relativamente reciente. Durante más de doce siglos han luchado entre sí a sangre y fuego, y en sus múltiples disputas han tenido que interve– nir con frecuencia los gobernantes y hasta los emperadores. Hoy en día las tres religiones subsisten, al parecer pacíficamente, la una al lado de la otra, no precisamente por una combinación de los vacíos que cada una de ellas aisladamente pueda presentar y verse en la precisión de lle– narlos de préstamo, sino a consecuencia de un compromiso involunta– rio que proviene de acontecimientos y disposiciones naturales. Las doc– trinas confucianas y el culto nacional de la China, especialmente en nuestros días, ha vuelto a adquirir su supremacía, y oficialmente ocupa toda la vida religiosa de la China. El Budismo teórico ha sido encerrado en las boncerías, como el Taoismo en las comunidades de sus monjes. Además, la autoridad misma ha concedido a esas sectas religiosas una parte en los actos del culto, que, por lo menos, puede satisfacer su amor propio, y quitarles todo motivo para perturbar el orden establecido. Buda, Lao tse y todo su cortejo divino son admitidos en los templos (1) Cf. Lamairesse. l'Empirc chinois. le Bouddhisme en Chine et au Thibet. París. Georges Carré, 1904, passim. L. Wieger, libros ya citados, también passim.

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