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BUDJSMO fl7 maestros, en ángeles de paz para los afligidos, para los desheredados de la fortuna ... para hacerse, en una palabra, todo para todos? El Bu– dismo, en su amor universal, no ha creado sino religiones mendi– cantes, predicadores de una religión vaga, vaporosa, atea, y la caridad de que se hallan inflamados no es fuego que calienta, ni sonrisa que alegra el corazón del desvalido; no es sino fuego fatuo, flor infecunda que no produce fruto alguno. El Budismo práctico.-La aceptación y los progresos del Budismo en China fueron debidos principalmente a que ofrecía algo que venía a llenar el déficit, el vacío de las nociones religiosas nacionales sobre la vida de ultratumba. Confucio guardó absoluto silencio acerca de estas cosas; el culto ritual de los antepasados reducíase a una vaga creencia en la presencia de los parientes difuntos y en pensar que éstos acepta– ban los dones y ofrendas de sus hijos. Estas aspiraciones, naturales a toda 'alma, a conocer algo de lo de más allá, fueron satisfechas, en cierto modo y medida, por el Budismo. Los budistas decían al pueblo: guar– dad los diez mandamientos (1), orad, observad la abstinencia, haced limosnas, y vuestras obras os purificarán, y poco a poco llegaréis a la paz de Nirvana. Esto es muy vago, pero es algo. El confucista, en tiem– pos de bonanza y cuando la fortuna le sonríe, se burla de estas mone– rías; mas cuando suena para él la hora del sufrimiento, cuando se le acerca la muerte, se vuelve al Budismo, y le pide el consuelo supremo que su propia religión le niega. Recurriendo el Budismo a sus minis– tros, los monjes budistas, en ciertas críticas circunstancias de la vida, tales como casamientos, funerales, sequías, inundaciones y calamidades de todo género, el pueblo chino rinde justicia a ciertas abstraciones de la doctrina budista. El instinto natural de su alma, conservado relativa– mente sano por la pura moral budista, descubre, si bien confusamente, la existencia de un Ser Superior, hacia el cual, según ya dejamos dicho, se lanza su corazón por la plegaria en el peligro y en la desgracia. El pueblo, generalmente, cree en la vida después de la muerte, pero en (1) Principios morales de Buda: Ser misericordioso.---Evitar la crueldad.-Tener compasión hacia todas las criaturas.-Observar la ley. Más tarde añadió otras reglas de acciones humanas: No matar criatura viviente.-No robar.-Ser casto.-No abusar de la mujer o de la hija del prójimo.-No romper las buenas relaciones con los se– mejantes.-No denigrar a nadie.-No embriagarse ni comer hasta la saciedad.--No desear 4 Sin motivo, ni acumular bienes sin piedad para con el pobre.-No hacer amis– tad con individuos de mala conducta.-No hablar de1n<1siado, ni reir sin medida.– ¿V para qué tanta ley y tanto sacrificio? La respuesta de Buda era esta: Porque sola– mente observando la ley es factible vencer al enemigo del bien, y gustar sobre la tierra aquella paz y tranquilidad de ánimo, que es preludio del Nirvana.

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