BCCCAP00000000000000000000384
58 RELIGIONES DOMINANTES EN CHINA fianza. Las armas y la instrucción son los dos agentes indispensables y suficientes a gobernar la Chi.na. ¿A qué título, de consiguiente, ha de imponérsenos una doctrina vil, absurda e importada del Occidente? En diferentes ocasiones los emperadores emprendieron contra ella, pero no la exterminaron, y el mal continúa minando la sociedad. Yo, el em– perador, por examen y conocimiento propio, y habiéndolo consultado con mis ministros y gobernadores, ordeno que 4.600 grandes pagodas y boncerías sean demolidas; que 260.500 bonzos de ambos sexos sean inmediatamente secularizados; que 40.000 pagodas rurales esparcidas por las villas y aldeas del imperio sean destruídas; que los millares de hectáreas de king de excelentes tierras, que constituyen hoy la princi– pal riqueza de las boncerías, sean confiscadas. La tolerancia ha durado demasiado y es necesario que termine de una vez para siempre... » El edicto, según los historiadores, cumplióse a la letra, así que el golpe recibido por el Budismo fué tremendo. Pero ¿qué? Murió el em– perador un año más tarde, efecto tal vez de una droga, precisamente el elixir de la larga vida que le dieron los taoistas, que en esta hecatombe tuvieron también ellos harto que sufrir, y el primer acuerdo de su tio y sucesor, Suang-tsung (844-859), fué deshacer lo que su predecesor ha– bía hecho contra los budistas. Estos comenzaron enseguida a levantar cabeza con nuevos bríos y fervores. Calcúlese la vital;dad del Budismo teniendo en cuenta que en 955, habiendo ordenado el emperador Chen– tsung (954-959) la supresión de todas las pagodas erigidas sin decreto de autorización, se hallaron sólo 3.646 con sus documentos en regla, y se procedió a la supresión de 30.000 no autorizadas. V un poco más tarde, en 1019-nueva dinastía Soung--las crónicas nos señalan la exis– tencia en China de 230.127 bonzos y 15.643 hembras de la secta. Y así continuó el Budismo, perseguido unas veces, y sacando fuer– zas de la misma persecución, contemplando hoy sus templos destruidos por el fuego o el picachón, para mañana, en el mismo lugar, levantarse con sus torres más erguidas y orgullosas que precedentemente, durante las siguientes dinastías: la de Vuan, mongola (1280-1367); la china de los Ming (1368-1643), y la tártara de los Tsing (1644-1911), que es la destronada por la revolución última, que implantó en China el régimen republicano.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz