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BUDISMO 55 Chen exótico, los bárbaros han invadido nuestro país, los príncipes son una nulidad, el gobierno es tiránico, los ministros traidores, los sacrifi– cios han sido abandonados. Actualmente, los bonzos de ambos sexos se cuentan por millones. fuera de desear que éstos se casaran entre sí, lo cual daría un producto de más de cien mil nuevas familias con hijos, de los cuales pudieran hacerse buenos soldados, defensores de la Pa– tria... • El memorial fué sometido a deliberación. El resultado fué favo– rable a la demanda. El 648, anterior a la muerte de Tae-tsung, el planeta Venus se hizo visible frecuentemente durante el día. Un célebre astrólogo declaró con toda gravedad que el fenómeno era presagio de que una mujer usurpa– ría el trono de los Tang. Al mismo tiempo, una profecía se hizo muy común, según la cual, después de tres emperadores, la dinastía sería aniquilada por una mujer llamada Ou. Estupefacto el emperador, llamó a su presencia al astrólogo, y preguntándole si esta profecía y oráculo eran dignos de fe, el adivino respondió categóricamente: «Tan cierto es todo eso, que la mujer fatídica está ya en vuestro propio palacio; sen– taráse en ese vuestro trono dentro de treinta años; ella hará perecer a gran parte de la familia Tang. Desgraciadamente, añadió el astrólogo, los signos que lo anuncian hacen que el hecho sea inevitable. ¿V si yo, dijo el emperador, diese muerte a todos los moradores de palacio? Lo que el cielo ha determinado realizar, el hombre no lo puede impedir, contestó el astrólogo•. Se dice que se trata aquí de 'una profecía hecha después de los acontecimientos; el caso es que resulta curiosísima por todos conceptos y en extremo interesante la historia de China en un espacio de menos de cien años, que los ocupa casi por completo una mujer, espíritu diabólico, fecunda en recursos para ,salir de aprietos, concubina del emperador Tae-tsung primero, esposa después de su hijo Kao-tsung, asesina del hijo e hija de éste y también de dos emperado– res, de un número increíble de príncipes, altos funcionarios y otros ri– vales suyos; usurpadora del trono equivalentemente durante cuarenta y seis años y absolutamente durante más de veinte, llevando títulos tan relumbºrantes como Madre Emperatriz Sobrenatural, Emperatriz Supe– rior a todos los antiguos, Orande y Santa Emperatriz Mandataria del Cielo; sanguinaria, política hábil y... supersticiosa hasta las cachas. Co– mo no faltase un bonzo, fa-ming, que leyendo un libro de la secta die– ra con una profecía que Buda hiciera a un tal Deva: <Antes que te con– viertas en Buda reinarás sobre el mundo en forma o cuerpo de mujer, y en todas las ciudades y villas y aldeas, los hombres y las mujeres, los grandes y los pequeños aceptarán los cinco preceptos y observarán la ley y los ritos (de Buda)» y descubriera que la emperatriz üu era ni más
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