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CONfUCIANISMO 31 puede existir sino a condición de admitir la existencia de un Dios, y la dependencia y sujeción del hombre a El. Ahora bien; en lo que res– pecta a un Ser Supremo, y relaciones del hombre mortal para con el mismo, en Confucio sólo se encuentran afirmaciones enteramente con– tradictorias. Mucho antes que Confucio viniera al mundo, los chinos admitían un Shang-ti, ,que gobierna el cielo azulado, como un Emperador te– rrestre gobierna su imperio. A los ojos del emperador y del pueblo, el Shang ti aparecía como un Dios personal, dirigiendo su~ caminos, sos– teniéndolos en sus dificultades y castigándolos por sus faltas. V los vie– jos libros sagrados del celeste imperio, decían: «Dios es el principio de todo lo existente; es árbitro omnipotente al par que omnisciente; padre del pueblo, escudriñador de los corazones y juez de las acciones del hombre, sin aceptación de personas•. • Ese Shang-ti, era para los chi– nos el Dios que ha colocado su tripunal en el fondo de la conciencia del hombre y es justo castigador de los malos y largo remunerador de los buenos,. Ante problemas tan importantes, trascendentalísimos, parece que se ve a Confucio cogido como por un dilema: creía o negaba. Pero halló un término medio, a saber: inventó la palabra cielo, Tien, y prometió para la virtud una vida tranquila y cómoda. Apenas si en sus escritos cita alguna que otra vez al Shang-ti, para decir que por sus sacrificios al cielo y la tierra los reyes de épocas anteriores honraban al Sublime Soberano, mientras que por las ceremonias que cumplían en los tem– plos sacrificaban en honor y obsequio de sus antepasados. V ese Ser y Señor, añade el filósofo, es el Cielo. •Sólo el Cielo es grande. El Cie– lo no puede ser engañado por nadie... , Si se preguntase si por la pala– bra Tierz, cielo, que con frecuencia tanta se cita en las obras de Confu– cio, y al cual Tierz se le representa como decidienJo sobre la suerte de los hombres y vigilando sus acciones, entendía el eminente filósofo– moralista un Ser Supremo y Dios único, verdadero, nos sale al paso Tchouhi, uno de sus discípulos más celebrados y el que más fielmente representa la doctrina de su Maestro,?diciendo que no tal. «A uno de sus discípulos, escribe Tchouhi, que le preguntaba cierto día qué era lo que en la doctrina tonfucista había que entender por la palabra Tierz, dió el Maestro la siguiente respuesta: «En ciertos pasajes únicamente significa la bóveda celeste; en otros la energía, la fuerza por la cual el cielo produce y lo dirige todo; a veces significa el principio imúaterial que le forma y anima, pero jamás un ser supremo y personal que de lo alto juzga las acciones humanas y premia las buenas y castiga las malas,. Ni admite tampoco Confucio la sumisión del hombre a Dios. Para
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