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TAOISMO 25 frecuentemente es teatro China y los conflictos con los extranjeros, com– prueban hasta la saciedad este lamentable estado mental de los celestes. Las imputaciones de arrancamiento de los ojos en débiles infantes y del corazón humano de niños y adultos que se lanzan contra el europeo en general y el misionero en particular, cosas son que parecerían mons– truosas a los que desconocieran la mentalidad china. Véase un razona– miento frecuente en este país: los europeos son todos riquísimos, por– que poseen el modo de convertir el plomo en plata; ahora bien, como según los libros mágicos taoístas, el modo de convertir el plomo o el mercurio en plata es un compuesto a base de ojos y corazones huma– nos, luegc, ellos, los europeos, los arrancan. ciertamente; es así que no arrancan los ojos ni el corazón de sus compatriotas; luego arrancan el corazón y los ojos de los nuestros, de los chinos. De aquí que los taoís– tas, y con ellos todos los chinos, vean en cada europeo un enemigo que va a la caza de sus ojos y de sus corazones, y que lo odien de veras. Y no se crea que se trata aquí de un argumento o de una creencia que tal vez en algún tiempo pudo ser universal, pero que ha desapare– cido ya; que ahora los celestes están relativamente adelantados para po– der rechazar tales monstt uosidades. Se publica en Han Kou un perio– diquillo, el cual, en uno de sus números del mes de Mayo de 1914, es– cribía con increíble cinismo: «Desde que algunos puertos de nuestra China han sido abiertos al extranjero, innumerables comerciantes y mi– sioneros católicos y protestantes han invadido el Imperio... Uno de es– tos días ha sido incendiada la iglesia de la misión de Tan yang, y del interior de la misma se han desenterrado una gran cantidad de huesos de niños. Encontróse también el cuerpo de un niño medio disecado, al cual Los católicos habíanle atado a un árbol. El pueblo ha dado fuego a la iglesia y destruido la misión, porque se sabía que allí se daba muerte a muchos niños, para destilar sus cuerpecitos y sustraer el aceite y otras sustancias medicinales. Verdaderamente las prácticas de estas religiones (católica y protestante), son abominables, odiosas». Así es que, como dice muy bien un autor, «las fábulas taoístas hacen del pue– blo chino un seguro combustible, que sólo espera una chispa cual– quiera para arder con fuerza,. (1) V siendo tan grande la influencia y tan desastrosos los efectos de los taoístas sobre el crédulo pueblo, habituado a escuchar los absurdos más groseros que puede concebir una imaginación oriental, en cuya compa– ración los cuentos de l:J.s hadas y los relatos de las mil y una noches (1) L. Wieger. Morale et Usages populaires, pág. 326. Ho-kien-fon, Imprimerie de la Mission, 1894.

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