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TAOISMO 19 diosa y armónica (capítulo 35) y los manjares exquisitos hacen detenerse al transeunte». Es decir, según la glosa, que si se escucha una música dulce y agradable al oído, si se percibe el suave olor de una mesa pro– vista de ricos manjares, los que la oyen, o la ven y perciben, detienen el paso. Mas cuando la música cesa y los platos se consumen, los tran– seuntes que antes se detuvieron, vuelven a correr con paso acelerado. Con esta comparación, quería significar Lao tse que los goces de este mundo son transitorios, son como una ilusión óptica de muy corta du– ración. 5.º El sabio, el virtuoso, no toma venganza de las injurias sino ha– ciendo beneficios. •Todas las cosas de este mundo (capítulo 63), sean grandes o pequeñas, son iguales y de poca importancia para el verda– dero virtuoso, que sabe vengarse de las injurias h:iciendo favores•. A lo que la glosa añade: •Los santos no conocen ni beneficios ni injurias; los santos no ejercitan ni la venganza ni el agradecimiento (es un pa– gano· quien lo dice); sólo procuran el ejercicio de la virtud. Hacen bien a todos,. aun a aquellos que les han inferido algún daño o perjuicio. Los santos se vengan haciendo favores,. 6. 0 Lao tse era un hombre que decía la verdad a todo el mundo, a grandes y chicos. Así en el capítulo 53, refiriéndose a los reyes y so– beranos, dice: «Si sus palacios son magníficos, los campos, en cambio, hállanse incultos y los graneros vacíos. Los príncipes se visten de ricas telas, ciñen brillantes espadas, se hartan de manjares exquisitos, rebosan de riquezas. Estos tales no se identifican con el Tao ni con la Virtud; eso no es más que gloriarse del robo,,. V la glosa rnoista es tan explí– cita como enérgica, cuando dice a este propósito: «Para que el príncipe puedi adornarse con vestidos de seda y colores, y alimentarse de deos manjares, se hace necesario imponer al pueblo graves impuestos y ro– barle sus riquezas. Es lo que hacen los corsarios y los piratas en los grandes mares. El instrumento musical Yu es el mayor y más sonoro de todos; en un concierto, cuando él se hace oír, todos los demás instru– mentos que son menores suenan al unísono; así, cuando los grandes ladrones dan el ejemplo, los pequeños ladrones los imitan•. Resumen.-Abe1 Remusat, en su Memoire sur Lao tse, hace un bri– llantísimo resumen de las doctrinas de este filósofo moralista. Trans– cribimos del notable sinólogo las siguientes líneas: •Lao tse, que vivía en el siglo VII antes de nuestra era, admite por primer principio de to– das las cosas, lo mismo que los Platónicos y los Estóicos, la Razón, Ser sublime, indefinible, que no tiene tipo sino en sí mismo. Como Platón, da a ese Ser un nombre que significa la Razón' y la Palabra. Como Pi– tágoras, explica las relaciones de los seres creados con el Ser que existe

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