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14 REUOIONt:s DO,\llNANTES EN CmxA y su repugnancia a exhibirse, han sido la causa de que se tengan muy pocas noticias de esta parte de su vida, tal vez la más importante; el vacío nunca se llenará. De vuelta a su Patria, la decadencia moral no menos que la intelec– tual y social de sus compatriotas, le llegaban al alma, y trató de con- EL FILÓSOFO LAO TSE vertirse en reformador social del País. En sus escritos se encuentran be– llísimos textos, y párrafos tan hermosos acerca de la creación del mundo, de la divinidad y de diversos puntos de moral, que diríanse entresaca– dos de los libros de la teología católica; lo que, dicho sea de paso, de– muestra cómo estos conceptos fundamentales continuaban aún vivos y latentes entre las tradiciones del pueblo chino y en su Teogonía. Con el reclamo y el carácter religioso que dió a sus doctrinas, el filósofo Lao tse se atrajo innumerables discípulos y admiradores, y no sólo la gente vulgar, sino muchísimos sabios acudían a él con la confianza que se deposita siempre en un grande y vigoroso árbol que esparce alrede-