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EL FI<A.'-:t.1:--L\'.\IS:\l(J DE LUPE DE VEGA Eso no haréis vos, porque esta vida es de Dios, y no os dejó el albedrío par;-, que uséis tan mal de él. .HaE':ta la "tremenda" criatura, la 11111<:rte. hermana para San Fr:m– cisco, escucha requiebros de Lope: V<'n. muerte. tan escondida que no te sienta venir, porque el placer del morir no me vuelva a dar la vida. Sería prop10 de un franciscanisrno falsificado el guardar pan con las criaturas esa ternura y deferencias seráficas y al mismo tiempo pres– cindir de la caridad para con el prójimo, h criatura rac:onal. Esta ca– ridad para con nuestros semejantes, según el concepto franciscaro, ha de ater:der a las mayores de sns miserias. pues corno dice un persona– je seráfico de Lope de Vega: la caridad no b11sca sublimidad. De ahí la c1.ridad para con los pobres que Lope ha puesto como distintivo de sus figuras franciscanas. Santa Isabel llama a los pobres "Ricos-Hombres de la corte de Dios", y San Luis los considera corno "los caballeros de Cristo". Esta car:dad es algo más que um. limosna de lejos enviada; es el amor que mueve las manos para servir perso– nalmente al necesitado. Lo dice la seráfica princesa Isabel: Yo misma tengo de ser quien les guise la comida, pprque no hay manjar mejor que el que sazona el amor. Y si el prójimo ofende hay que perdonarle, porque dice San Fran– cisco, según Lope :

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