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38 FR. ::-IAUIUClO DE BEGOÑA. O. F. ::-J. C\P. Perdonad que corte aquí las flores que habéis criado, pues son para vuestro estrado; ¡que no, Sefíur. para mí: He aquí expresado en este cuart,:to-qne todo hijo de San Francis– co debiera esculpir en su corazón-!a C( mcepción seráfica más genuina. Prosigue San Diego, el santo español franciscano: Perdonad, lirio, si vos estábades con el velo azul alabando al cielo; ¡venid, que sois para Dios ! ¡Oh maravilla dorada, perdonad, porque a las sillas del rey de las maravillas estéis más maravillada! ¡Oh rosa de Alejandría, mucho os quiero y merecéis mucho, pues nombre tenéis que se atribuye a María 1 Estas hojas encarnadas con ese blanco rocío parecen al Niño mío y a sus entrañas sagradas, Id todas ; pareceréis a los pies de esta Señora los atributos que agora por sus virtudes tenéis. Venid, morado alelí, que con las rojas señales parecéis los cardenales que a Cristo dieron por mi. Los demás dones del Creador, entre ellos la Ebertad, han mer~i– do un gran respeto a los escritores hijos de S1n Francisco. Dice arro– g?-ntemente Fray Junípero cuando tratan de matarle:

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