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I EL HECHO FRANCISCANO DE LOPE DE VEGA Los Príncipes de nuestro teatro, Lope de Vega y Calderón, han sido acertadamente llamados "misioneros". Lo han sido, en primer lugar, de la maravillosa concepción artís– tica del mundo, que fué patrimonio de nuestros ingenios-todos ellos <le un imperialismo prócer-en el Siglo de Oro. Lo han sido de las glo– rias nacionales, de sus leyendas y recuerdos, de sus dolores y de sus triunfos. Lo han sido del pueblo español, idealista y práctico a la vez, con sus pasiones capitales ya reconocidas por Kant: el orgullo, el ho– nor y el amor. Pero, sobre todo, Lope de Vega y Calderón han sido los "misioneros" de la verdad católica, apostólica y romana, que en la inspirac;ón hispana se ha hecho drama, auto sacramental, comedia a lo divino, poema o letrilla, égloga o villancico, idilio y hasta juego y .acertijo popular. Si Italia ha tenido un Dante, España tiene un Lope de Vega, un Calderón, un San Juan de la Cruz, una Santa Teresa, cada uno de los -.:uales, si no ha hecho una divina comedia simbólica y enigmática, es– finge de teólogos y literatos, sí ha sabido poner al alcance del pueblo -de aquel pueb 1 o rey de ambos mundos-la inteligencia de las más profundas verdades, que a ellos les servían de solaz en sus pr-.eocupa- {.;,"·· "'" s ciones de conquistas, colonizaciones y misiones en el país de.los cas e Incas, en Handes o en Italia. Sin embargo, no es idéntico el apostolado que los dos colosos

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