BCCCAP00000000000000000000382

24 FR. J11AURICIO DE BEGOÑA, O. F. M. CAP. y Pelayo: "Sería de todo punto temerario e impertinente aquí, amén de oc:oso, un estudio acerca de San Francisco y su influencia en el arte. Temas de tal magnitud no deben tocarse por incidencia, cuando no hay seguridad de decir algo importante y nuevo.'' Recordemos, no obst'.mte, que Arnoldo Goif in ha podido escribir ya una obra sobre la influencia del movimiento franciscano en los primitivos italianos, de quienes arranca toda la pintura cuatrocentista y renacentista. Para Lope de Vega el mismo San Francisco y cada uno de sus hi– jos es un artista, un "Apolo ele sayal", como él dice. Amaba ardiente– mente al Seráfico Padre, a quien tiern·unente se encomienda en su tes– tamento, y ese amor fué el principiu de su inteligencia: Con la vista solamente consuela este soberano retrato de Dios. Sin duda, parece de Dios retrato, porque arrebata del pecho los corazones... dice de San Francisco. Arnaln también a la Orden Seráfica, de la que tenía un elevado concepto. Es ella-dice- donde crece la religión, el cuidado, la virtud, la santidad, el pobre y sencillo estado, la obediencia y castidad. Y no es poco mérito de Lope el haber sabido poner en los labios de nosotro~, de los hijos del más amable de los padres, frases que ni nues– tro mismo amor filial nos hubiera inspirado. Oigamos cómo hace ha– blar 1.. Fray Junípero acerca de San Francisco: Al entrar San Francis– co, exclama Fray Bernardo: ¡Padre nuestro! Fray Junípero: Ave María y Credo y Salve podría, pues nos salva, decir yo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz