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I2 FR. :\lAPRIC[O DE BEGOSJ.\. O. F :\l. CAP. También le hace predicar sobre las verdades eternas: Guardaos, labrador, del trillo de la muerte; que os prometo que os dejen limpia la parva las hormigas del infierno. Este asunto de predicación y esa suerte de metáforas son del gus– to del Santo Paduano, como puede verse en sus sermones. Es ele notar en Lope la escasa alusión al Seráfico Doctor San Buenaventura, que, aunque no falta del todo, no es tanta como pu– diera esperarse en quien tan ampliamente ha glorificado las figuras seráficas. Reconozcamos, sin embargo, que San Buenaventura, en todo su importantísimo papel desempeñado en el desenvolvimiento de la vida de la Fraternidad, nunca ha sido tan popular como otros muchos de sus hermanos. No así San Antonio. Para Lope es el modelo, des– pués de San Francisco: el Niño, dice a• Fray Junípero: Sigue a· Antonio por Maestro en ausencia de Francisco. Y en el seguimiento del Seráfico Padre no hay duda que San An– tonio puede ir a la cabeza, como nos lo presenta el mismo Lope, cuan– do Fray Junípero se ase al hábito de San Francisco, y dice: que yo y Fray Antonio y todos hemos de ir con él, siguiendo esa bandera divina, que ya agarrada la tengo. Los demás compañeros de San Francisco también tienen su re– cuerdo en las obras del Fénix. Oigamos sus nombres a Fray Gil, que habla de esta manera, según Lope : Corno fué el primero Andrés con Cristo, aquí fué Bernardo de Quintaval con Francisco; Rufino el segundo; el cuarto

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