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Los efectos morales n.o serán menores Las verdades religiosas tienen el privilegio de no ser exclusivamente especulativas, sino eminen– temente prácticas. La Religión no es pura abstrac– ción del entendimiento; el Símbolo y el Decálogo están íntimamente aliados y la luz que resplandece sobre la mente iluminada, desciende a caldear las profundidades del corazón. Cuando se cree firme– mente la verdad, se ama fácilmente la virtud. Así, pues, cuando la doctrina católica es enseñadaaljoven con ciencia y con amor, con lógica, que convence y con ardor que fascina, terminará el maestro por cautivar el ánimo del alumno, después de cautivar la inteligencia, naciendo entonces aquella íntima corriente de afecto respetuoso, que liga al discípulo con el Profesor, como el hijo con el padre. Tras esto, el maestro será el confidente del espíritu y de las inclinaciones del corazón del discípulo y fortificado éste en su fe, disipadas sus dudas, vigorizado su es– píritu por los sabios consejos de su celoso confiden! te, llegará a ser un día animoso y práctico cris– tiano, confesor y mártir de su religión.