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- 32 - Considerando, en efecto, a la Religión en la es– fera de los hechos y en un modo general, encontra– mos en ella la profunda armonía de un hecho divino y de un hecho humano. El hecho divino de la Religión consiste en la Re-velación del mundo sobrenatural, hecha por Dios al hombre, o directa e inmediatamen– te, o mediante sus heraldos inspirados. En la órbita del lzedzo d!viizo entra igualmente la acción mística de la Divinidad sobre las facultades del alma en la vida presente, y la visión beatífica en la vida futura, o sea la Gracia y la Gloria. Este hecho no se puede encontrar y no se encuentra más que en una sola Religión, en la Religión verdadera, en el Cristianismo. Mas también los falsos cultos pretenden ser hechos dicl'inos, es decir, poseer una comunicación mediata e inmediata con el mundo sobrenatural. De aquí que la Ciencia de la Religión deba tener esto presente y examinando tales cultos y confutando sus preten– tensiones, deducirá sus triunfales conclusiones en pro del Cristianismo. El hecho humano de la Religión es doble: uno interior, el otro exterior. El hecho lnmzano interior, aquel que yo llamaría fenómeno es el deseo y la aspiración hacia lo sobrenatural, que se encuen– tra en las facultades del alma humana, la cual recla– ma, mediante la inteligencia la solución de los pro– blemas de origen y de destino; mediante la concien– cia, un complexo de leyes morales y un ideal de perfección; mediante el sentimiento, la verdadera y completa felicidad.
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