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-23- un santo varón, pero no un hombre experimentado y docto..... ? «Huid, les dirá, de esas tentaciones de incredulidad, permaneced firmes en la fe». Pero su razón, combatida y agitada por la duda, no quedaría satisfecha. Otra sacudida mañana y pasado, y el es– píritu comenzará a vacilar..... La gracia es poderosa, y sostendrá sin duda a las almas de buena voluntad. Con ella fortalecido el joven, saldrá a flote en el mar revuelto de sus dudas y vacilaciones. Hay, cierto, hermosas excepciones de espíritus privilegiados y varoniles que, se afianzan y arrai– gan más en la fe, a medida que se ven más comba– tidos en ella, como las robustas encinas, tanto más robustas, cuanto más azotadas y combatidas por los fuertes viento;;. l\Ias, cuán contados son estos héroes de su fe, que pueden decir: «Frangar, non flectar)). El mayor número lo forman los débiles, los incau– tos, los claudicantes en el camino de la fe y del deber. Estos no están suficientemente armados con– tra la influencia de las doctrinas materialistas, pre– sentadas con lujo de erudición, con lógica aparente y con los descubrimientos de las ciencias experi– mentales, en pugna aparente con los principios de la fe. Se añada el ambiente perverso e incrédulo en que se vive; aquella atmósfera saturada de impie– dad que se respira en muchas aulas universitarias; la corriente de prejuicios, que llega a combatir las más fuertes convinciones; las pasiones que estre– chan y asedian por todas partes a la edad juvenil;

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