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- 20 - Hoy la Universidad civil es muy otra. La Teolo– gía ha sido arrojada ignominiosamente ele los cen– tros universitarios oficiales. Los hijos de los teólogos gigantes, orgullo de nuestra raza, estudiarán bajo otras formas el tri,viunz y el wadrhiium, desterrando a la primera y más sublime de las ciencias al redu– cido recinto de nuestros seminarios. Y no solo de la Universidad ha sido arrojada y suprimid.ad la Teología, sino también la misma Religión. En el extranjero, aun en naciones protestan– tes, como Alemania, Inglaterra y Holanda, se siente el deber y el pudor de establecer una cátedra de Religión en los estudios superiores. Verdad es, que, sobre esta cátedra suele sentarse, con frecuencia, un ateo o un positivista; pero se reconoce, al menos, la necesidad y la justicia del estudio de la Religión, y se la considera como natural explicación de la con– ciencia. En España, no. La asignatura de la Religión en los estudios superiores, ha sido suprimida de los programas de los centros oficiales, tanto primarios como secundarios y superiores. :\o es de ser considerada ni aun como fonómenu histórico. Y sin embargo, no es raro "~"nh•n por ejemplo, con profesores de matemáticas que, entre teorema y teorema, ponen delante la ecuación del hombre-mo– no. En la universidad, pues, si bien la religión está ausente, como indigna de un estudio particular, es combatida en nombre de la dencia. El peligro, que corre aquí la juventud inexperta, es gravísimo.

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