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-19- Entre:mos en la Universidad Los antiguos tenía sobre nosotros la ventaja de poseer un conocimiento más profundo y serio de las instituciones que fundaban. Cuando, por obra de los Papas surgían las Universidades, no por nada se daba este nombre a estos grandes colegios, que son la cita y reunión de todos los ramos del saber humano. Unii•ersitas significa la reunión de muchas cosas distintas y diversas, pero agrupadas, discipli– nadas, organizadas, bajo la unidad suprema de una idea, de un espíritu, de una dirección. La Universi– dad, no era para los antiguos un terreno común, en el que se encontrasen las varias disciplinas para vi– vir separadamente cada una por cuenta propia y sin lazo común de unión. Había una ciencia primaria, reina de las ciencias, que las congregaba a todas, e inspiraba sobre ellas el soplo unificador; era la cien– cia de Dios, la Teología. Así la enseñanza de la uni– versidad se manifestaba como la más poderosa sín– tesis doctrinal. La Teología ern semejante a un gran edificio, precedido de múltiples y variados pórticos. Estos pórticos eran las diversas ciencias a donde afluían las inteligencias a la ciencia de Dios. Y me– jor aún: la universidad era un templo majestuoso, cuyas base, muros, contrafuertes, torres, arcos, na– ves, todo estaba coronado por una sublime cúpula que cobijaba la gran catedral del pensamiento hu– mano.

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