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Poco a poco fueron destacando, junto con la semana santa, tres fiestas: San Antonio, San Francisco e Inmacu– lada, las tres preparadas por sendas novenas. La semana santa estaba precedi– da por la predicación de ejercicios, siendo requeridos también los religio– sos para predicar en parroquias de Madrid, en su provincia y fuera de ella. Cuadro de Santa Clara de Asís En el santuario se celebraban varias tandas de ejercicios, que, ini– cialmente, se dirigían a obreras, seño– ras-señoritas, señores y jóvenes. Posteriormente, en los años sesenta, había tandas para obreras, señoras, juventudes, juveniles, hombres y matrimonios. Luego se añadieron para niños y niñas. En los años setenta pasaron a ser ejercicios generales; más tarde, charlas cuares– males y, últimamente, una predicación todos los días de cuaresma, añadiéndose celebraciones comunitarias de la penitencia y de la unción de los enfermos. Siempre ha destacado en el Santuario la solemnidad de la sema– na santa. Según el testimonio de la crónica conventual, la primera semana santa (año 1948) llamó la atención "no sólo por lo religioso y litúrgico de las ceremonias y demás actos emotivos de culto, que han sorprendido piadosamente el ánimo de los asistentes, sino también por la fervorosa y nutrida asistencia de fieles durante todos los días de la gran semana". ===================== 29

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