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cer del verdadero espírLa apostólico quienes desatcn– dienn estl oblig Lción (37). El fomento y preparación de i:o::aciones 1nra la propi'l orden, aun en los pabes de misión, incumbe a los Superiores religiosos y a sus súbditos (38). :.\luchas son bs razones que militan a faxor de la pro– pagación de nuestra Orden entre los indígenas. a) Nuestras misiones carecerán de estabilidad, mien– tras no colaboren en ellas religiosos indígenas, los cua– les por su origen, mentalidad y costumbres, se adentra– rán más fácilmente en el corazón de sus conciudadanos y más fácilmente lo.s conducirán al logro de las aspira– ciones de la Iglesia. Por su nacionalidad gozar~ín-por lo común-u.e mejor acogida ante las autoridades civi– les, y con ello podrán edtar, o aminorar al menos, mu– chos peligros que pudieran amenazar la vida y prospe– ridad de h rnisit'm. b) Por n~m1erosa que set una Provincia, son tantas !,t,; necesidades y t1.ntos los compromisos a que atender en elh, que nunc 1, o muy contadas veces, podrá sumi– nistrar operario,:; que basten a evangelizar las dilatadas rc 4·iones que de ordinario abrazan las misiones. Las vo– caciones indígenas vendrían providencialmente a llenar esta laguna, con lo que ganaría no sólo la misión, sino también la misma Provincia. c) Es un hecho que se está palpando más cada día. El exaltado patriotismo de los pueblos crea barreras a yeces infranqueables a b acción evangelizadora de los misioneros. Y por lo mismo, es grande e inminente e~ peligTo que se cierne sobre su obra, acaso de siglos. S 1 llegara a decretarse la expulsión de sacerdotes extran– jeros, las cristiandades quedarían huérfanas y tal vez ;u

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