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ora porque allí habían sido enviados por los Superiores y ()Or alguna-.; congregaciones benéficas o por el Papa, o t tm½ién porque en sus correrías apostólicas habían caí- 1..Li pri.~ioneros de los infieles (19). El año 1611 rnsarnn los primeros Capuchinos et O ~é::tno y se establecieron en las costas del Brasil (20). D~,de la erección definitiva de la Congregación de Pro¡ngand'1 [ 7 ide el año 1622, en la que tanto se destacú el-.: tpuchino Palrc Jen'.mimo de Narni y la cual recibi('i su bautisnu de s:rngre con San Fidel de Sigmaringa, ~– gracias t1l vez a h completa independencia lograd t por la Orden y a los genios organitadores de la étu– ca-como el P..idre José du Trembby de P,trís-hs pru– vincüs se lanzarnn con juvenil ardor a la conquista del mcmclo infiel y pagano, alcanz:mdo su mayor auge este modmiento misionero a mediados del siglo xvm. Este fué un siglo de gran esplendor misional en la O,den. Especial menciún nos merecen las misiones ca– puchinas Yenezolanas, que tuvieron su origen a media– Ü.:>s del sig·Jo XYII, de las que dijo el Real Consejo de In– dias en la sesiún celebrada el 15 de Julio de 1791: , La :\Ie.~a puede asegurar que las misiones de los Capuchi– nos son tal yez las más bien servidas y desempef1;i– das:> (21). Lt c,,ta::lístic:1 general de la Orden en 1782 es por de– má" si:-!;niiicativa. El panorama misional en aquella k– c:1 les sumamente consolador. La Orden tenía: 220 re– s Jcndas misionales en Europa; 44, en Asia; 26, en .\frica; 22-l, en _\mérica. Es decir, un total de 523. De ellas, 2,Jí) est::i.ban dirigidas por los Capuchinos fraceses; 13 ), por los españoles; 10), por los italianos y 1-34, por los ~ü 0 rn11ws (2?1.

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