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1112nte con irrefutables argumentos que ésta en ninguna época fué letra muerta, sino estímulo poderoso en pro de la fe cris~Lun, comprob:rncb con hechos que la Or– den Capuchina es esencialmente misionera y que tam– bién en este punto \'ÍYiú integralmente el e.;:;píritu de su Funjador y Padre. Lo cual no quiere, naturalmente, decir que en todos los tiempos fuera ig;u'.llmente intens~t y eficaz su labor apostólica. H:t tenido-como toda institución humana-– sus altos y sus bajos, sus nHts y sus menos, porque no siempre le fueron por igual favorables las circunstan– cias y el ambiente en que hábh de desarrollarla. Ha;:;ta h funclctción de h Congregación de Pro:)agan– cla Fide se puede y se debe hablar de misiones 1.: 1puchi– nas entre infieles, si bien éstas aún no est:1b:m de una maner:1 si.5temütic:1 organi21das. He aquí sumariamen– te anot;1dos algunos datos en apoyo de esta a1irmación. Con lL::encia del Vicario Creneral y del Romano Pon– tífice, el Padre Juan Zuazo de .\Iedina d 00 l Campo y su comp1ñero Fray Juan de Troia marcharon el año 154') p·u-1 Egipto y Tierra Santa. Víctimas de nulos trcttos sucumbieron amlJos en un calab0zo en 1551 (16). En 1Ch7 el Capítulo General mandó al Padre Ignacio ele _ \piro a pro;:, t;.;ar la religión católica y establecer la Or– den en Gandía (17). Con el mismo iin el Capítulo de 1C)87 e1wi.tba tres religiosos-San Jus~ de Leonisa entre ellos-a Constantinopla (18). Y tres años antes (1584J los Sup:::riorcs suplicaban a su Cardenal Protector que in– tcrce .1-iera ante Sixto \' y Felipe H pira obtenerles la facultad de trasladarse a las Indias O::..:identales (18). En los últi nos dec-::nios del mismo s·glo xn Yarios capu– chinos ejercían su apostolado en hs costas africanas. 18

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