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ARTICULO Xl Es v.erdad que el S. D. durante el tiempo que permaneció en los dos refugios, no ocultó el vivo deseo que abrigaba en su corazón, del martirio. Muchas veces repetía: "Padecer el martirio por jesu– cristo, es la cosa más bella y más gloriosa: yo deseo sufrir el marti– rio y morir por jesucristo" ... ''pido el martirio". Como lo probarán testigos bien informados, quienes harán constar tas fuentes de su información. ARTICULO XII Es verdad que el 29 de diciembre de 1936, hacia las 10 de la noche, mientras estaba rezando el santo Rosario en compañía del P. Miguel y de la familia que le había dado asilo, algunos milicianos y otros desconocidos penetraron por la fuerza en la casa de refugio. Mientras los milicianos llevaban violentamente al P Miguel, el S. D., que seguía muy próximo a su Superior, trató de evitar la detención, subiendo escaleras arriba. Pero al oír que el P. Miguel le decía: "Va– mos, Fray Diego, que es voluntad de Dios", se dejó prender y arras– trar al coche. Como lo probarán testigos bien tn/ormados, quienes harán constar Las fuentes de su información. ARTICULO XII 1 Es verdad que a la mañana siguiente los cadáveres de los dos religiosos fueron encontrados en el kilómetro 7 de la carretera Gama -Santoña. Fueron reconocidos e identificados por doña Josefa Rodrí– guez y doña Irene de la Fuente Sainz. El cadáver de Fray Diego es– taba cerca de la cuneta, casi boca abajo y algún tanto retorcído, con varias heridas de arma de fuego. Antes de levantar el cadáver del S. D., se hizo el reconocimiento oficial del mismo por la autoridad judicial, y luego llevado al cementerio de Santoña. Como fo probarán testigos bien informados, quienes harán constar las fuentes de sa información. ARTICULO XI V Es verdad que el Siervo de Dios aceptó con serena resignación la muerte que le fué dada como religioso. De hecho, no desmintió ante los perseguidores su verdadero estado, aún sabiendo que tal - 54

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