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Nombre fundamental de la Divinidad 99 semejanza y desemejanza respecto a lh,0::;. En cuanto son «efectos" no pue– den nunca equipararse a su causa. Esta, al tratarse de Dios, permanece siempre infinitamente lejana en su riqueza ontológica de aquello que pro– duce. Y lo producido, el efecto, por su penuria ontológica respecto a la causa divina, se diversifica sustancialmente de ésta. Con todo, los seres creados son de algún modo «semejantes» a &s0::;. Dios, en efecto, no sólo es su causa, sino también su porqué ejemplar. Las creaturas pasan a la existencia, en razón a su constitución como «imágenes o iconos» de la divinidad. San Buenaventura, en el medievo, hablará también de vestigios y de huellas. Con este ejemplarismo de buena ley, la transcendencia e inmanencia divinas se hace posible en todas sus dimensiones 174 • Entre el Ser y la nada continúa sin existir término medio. La única salida es la del «reflejo» del ser. La imagen o icono. Por otro lado, la semejanza importa interiormente, en su propia constitución, una tendencia ontoló– gica hacia aquello que asemeja. Hacia la misma divinidad. La conversión de los seres no es otra cosa que tal tendencia 175 • c) La bondad en el contexto seniántico de thrí::;. En el DN, dentro del contexto de flso::;, se encuentra el núcleo rudimen– tario de una especulación metafísica sobre lo que hoy llamaríamos «el ser y sus atributos transcendentales». Por un lado, se observa la identi– ficación entre el ser y el bien. Todos los entes creados, en cuanto son, son buenos. Por el contrario, lo que carece de bondad ni es, ni es bueno. Dios, así, por ser Infinito y Simplicísimo debe verificar en sí la bondad infinita y simplicísima 176 . Por otro lado, la verdad se identifica con el 174 Definido qué es un paradigma, la doctrina ejemplarísta del Pseudo-Dionisio en el campo semántico de tfsrí; se encuentra principalmente en el c. VII y c. IX. El primero en la dimensión gnoseológica y el segundo, al hablar de los atributos de Seme– janza y Desemejanza referidos a Dios en relación con las creaturas. En este último capítulo citado, pasaje que recopila la doctrina es el siguiente: w::a "í"{' ai:r::u xrú ii,1w:L th,j, Z'lt 'J,,;,;\W~f/.. T() ttE:'1 zr ..c:t}. -::i-;'1 2·/02-zrJ1d-Ff¡'1 -::r;'.; r),1,u1i-::0J 11{11r;:·.1. T() ~E 1/J"J.7.'7 -:{) rL;:o02rJ'I -::1!J',1 a,'T.,a7.17J•; 'to::i r,d-c{o~ zrú p.:i~pot~ ri-::2irjo~~ zrú ·r.2~'.r,-zp{-::ot; r,!~~,.. ~\J.;:r,c;~t¡S,;O'I . . "~ ~ «Pues éstas Uas cosas creadas) son semejantes y desemejantes de Dios. Semejantes según la imitación posible del que e~ Inimitable. Desemejantes, según la infinita caren•• cía del efecto en relación con la causa, carencia respecto a Dios en medida indeter– minada y con quien no puede confrontarse", DN 916a. En el mismo capítulo, otros pasaies son: 913ci, ,, "' ,, 913d. En éste último, se afirma que }Je,;: es no sólo causa, sino también el porqué de la semejanza. Al tratar de la inmanencia divina en el aspecto gnoseológico, tendremos ocasión de hablar del eiemplarismo cognoscitivo. Basten por a:10ra, las simples citas del campo semántico de ll:·;: en este tema: 869c, 872a, 893c. 175 DN 913c. 176 DN 720b. Como es sabido, la doctrina del mal en el CD está unida a la demo– nología. E. Corsini, o. c., 12-35 profundiza en las líneas de investigación marcadas por Koch y Stíglmayr que señalaban el cuasi-calco de este tratado por parte del Pseudo– Dionisio respecto al De subsistentía malorum de Proclo y servía de motivo argumental para fijar la cronología dionisíaca. Las conclusiones de E. Corsini, podemos sintetizarlas en estos puntos: al la demostración de tal dependencia, en base al paralelo entre el c. IV DN y el De malorum subsistentia de Proclo no bastan por sí solas, para fijar la dependencia del CD respecto a Proclo. bJ La analogía entre estos tratados y otros afines -(especialmente el de Salustio , lla,t Hs,üv zu.t ú:r•w,l-- dejan abierta la puerta a la tesis de una fuente común tanto pa;a Proclo como' para el Areopagita.

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