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Nombre fundamental de la Dívinidad 93 Sin embargo pronto se percibe que la mayoría de tales atributos caen dentro de la especulación de la teología natural y que los pocos que proceden de la Sagrada Escritura pierden de modo casi absoluto su valor soteriológico y moral para adquirir sentidos metafísicos y cósmicos de índole platónica o neoplatónica 161 • En el DN, el contexto semántico de &soin¡1ia es tan rico y pleno de sentido que la mente humana, debido a su fragilidad y modo de operar, ha de ir haciendo en él distinciones y diferencias que en la realidad divi– na, en cuanto tal, no se dan. Parece como si la mente humana, para con– quistar a Dios, tuviera que lacerarlo, viviseccionarlo, corriendo siempre el peligro de perder el sentido de la Unidad y Transcendencia que com– peten por naturaleza a la Divinidad 162 . Por ello, el Pseudo-Dionisia se instala con su &sowu¡úa en un campo de transcendencia y unidad, al cual hace machaconamente apelación 113 • Dentro de esta transcendencia y uni– dad, se coloca la vida recóndita de Dios que es Trino en Personas, hacien– do alusión a cada una de las operaciones que a estas Personas se atri– buyen 164 • Posibilitando la relación causal entre los entes creados y Dios, en la /}s(ovu 1 1[a, reside el principio difusivo del ser: la bondad. Y este prin– cipio se encuentra ligado, unas veces a la dimensión de fü,,5::; y otras, a la de &srf:r¡c; y &sap¡:ia. Según las diferencias y distinciones que abarca la Dzm'i:J¡1ia, la realidad divina puede ser tratada como Bien, Luz, Belleza, Amor, Extasis, Celo Cc. IV DN); Ser, Vida, Sabiduría Cc. V, VI y VID; Poder, Justicia, Salva– ción, Redención (c. VIID; Grande-Pequeño, Idéntico-Otro, Semejante-De– semejante, Móvil-Inmóvil, Igual (c. IX); Omnipotente, Eterno (c. X); Paz (c. XD; Santísimo, Señor de los señores, Dios de los dioses (c. XIIJ; Per- dA.f¡iht11•; ~tui; xa.tr :t. Osba:;f}at tÜr; flsoéi l.slot1i·1m•1, o~x &•; 7:stl}oI; dvt}po,;:{,rr¡; )A¡o~:;, (/.),.)..,$:; r.b::oúe{~st t~~ 7.:vsup.atox.t'if¡tou tfüv lho). .r)¡m•,1 Ou,.ui11sm;... » «Hacemos nuestra aquí también aquella ley de los divinos oráculos propuesta anteriormente, que la verdad de lo que se afirme acerca de Dios ha de ser demostrado no con persuasiones de sabiduría humana sino por la revelación del poder proce– dente del Espíritu que inspira a los teólogos ... >. 161 E. Corsini, ll trattato De Divinis Nominibus... 56. 162 DN 637c, 652a, B16cd, 817a y 892b. . , 163 , Así,. DN ,58~d, 592~. S~festi;o ,es t~1!1bi~n ,.el si~uie~te. pas~je: ,\:.1: º;-sp s;,,¡J'sv, Yf,JtXa i:o::::; &soi..o¡txa:; üi:Ot'.J7:m:Js!c; s:;stt th11:::lh:z, ¡:o 2.·;, 1:0 c.qvm:r::o·;, tfJ u7:spo:.J:JW'i, o:tr::otr,qalro•;, m:sp S:rd~ -cYjv i:plaÚlxY¿v 2váúa ~tritú, ·3¡v Ó\HHhwv, xo:1 óttod¡aU·ov oÜts sl-::clv, oí.h:s S•,i•.m~:Jal O~va--;:Ó•J.» «Como ya dije en mis "Esquemas teológicos" al Uno, al Incognoscible, al que transciende toda sustancia, al en Sí mismo Bondad que es, afirmo, Unidad triádica a la vez Dios, a la vez Bondad no lo podemos alcanzar ni con palabras ni con pensa– mientos», DN 593b. 164 O. González Cardedal, Misterio trinitario y existencia humana. Estudio histó– rico teológico en torno a San Buenaventura (Madrid 1965) 205, aludiendo a la especula– ción trinitaria del Pseudo-Dionisia afirma taxativamente: «Por ello, es explicable que no exista el menor rastro de especulación en este sentido (el trinitario)». Contraria– mente, W. Lossky, Theologie mystique de l'Eglise d'Orient (París 1944) 65-86 defiende que el Pseudo-Dionisio representa la especulación más alta del misterio trinitario en los Padres Orientales. Entre estas dos posturas extremas, el CD parece ofrecer motivos Y textos suficientes para mantener una línea media. Más adelante, en el capítulo dedicado a ,ptá; habrá ocasión de explicitar con algún mayor detalle nuestra postura.

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