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92 Vicente Muñíz Rodríguez «ósculo de la paz». Todo este rito laudatorio conduce a la profundidad más honda del misterio sacramental que nos «mancomuna» a Dios. Ahon– dando más, el ápice de tal «mancomunidad» se verifica en el segundo pasaje: la recepción del Cuerpo y Sangre de Jesús 1 5 7 • De todo lo indi– cado, parece deber concluirse que la z.ot· 10J'ltu. es una ¡1.Hh~t:;; de carácter un tanto particular, cuando se refiere a /hóc; en EH. Se trata de una , u.É&2;t:, de nuestra humanidad en la naturaleza divina. Mientras que la ,;d32~t~, en sí, en el campo semántico del CD va más bien encauzada a señalar la participación en la , g,1oi':itc; » divina. El contenido significativo de &2ó:;; para el grupo de libros CH y EH podría resumirse brevemente encuadrándolo dentro de la dialéctica del CD, según aquella expresión de Jesús: «salí del Padre, vine al mundo y vuelvo al Padre» (Jn. 16, 28l. Y es ésta también la ley que sirve para el cosmos pseudo-dionisíaco. Los seres, provenientes de Dios ( b. ,r,G &zoG) e instalados en determinados grados cosmológicos ( d¡i.fooi:;; ;:r,úiw.:;; o b: &cou iq,tÉ:1.E·1u.:;;) vuelven a El (;:?6:; l}2ó•1, i;:[ lhóv), a través de la actividad jerár– quica misma, cuyo fruto es la semejanza y unión, la participación y co– munión con la realidad divina, bajo el monema fl2óc;. Con todo, ha de no– tarse que esta dialéctica jerárquica de las creaturas es libre y se pre– senta como un don liberal divino. Esta gratuidad parece debe ser consi– derada como rasgo esencial diferenciador del pensamiento areopagita del de las cosmologías neoplatónicas 15 ª. 5. La especulación dionisíaca sobre Dios en el DN evocluciona según dos ideas directrices. Una proveniente de la revelación: no hablar ni pensar nada acerca de Dios que no nos venga dado por la Sagrada Escri– tura. Otra, que más allá de nuestro lenguaje apofático, se da otra clase de condiciones mediante las cuales el hombre puede unirse a Dios 159 • Según la primera de estas ideas directrices, todos los atributos que pueden apli– carse a Dios y que forman la l}E<1J'1:.>¡1iu. deben provenir de la revelación 160 . 157 Parece no estar claro si este himno al que se alude como •símbolo de alabanza• se refiere al Gloria o al Credo. La xot"1m·h:i: tiende a hacernos semejantes a Jesús y a Dios. Cuando esta semejanza se realiza por una participación en el Uno, el término Ü.·1011otó-::r,; se enlaza con las formas iivont:;. y xotvorla:, No estará demás, a propósito de xotvmvia:, que san Pablo en 1 Cor. 10, 16 la utiliza expresamente refiriéndose a la Euca– ristía. 158 En el proceso dialéctico pseudo-dionisíaco, la actividad jerárquica es un don que proviene de Dios y que cada grado ontológico trasmite a su inferior. A todo don, corresponde una libertad de aceptación. En el CD, esta libertad se interioriza en cada grado ontológico y es concebida como un esfuerzo por desprenderse de todo aquello que impide la unión con Dios. A este respecto, la xáthzp:n~ es dimensión también de la liberalidad divina. Cf. R. Roques, 'Le primat du Transcendant dans la purification de l'intelligence selon le Pseudo-Denys', Revue d'Ascetique et de Mystique 23 (1947) 143-70. Especialmente en pp. 154-59. La última parte de este trabajo de Roques viene dedicada al problema de la libertad en el mundo dionisíaco de las inteligencias. 159 Así, en DN 585b, en contexto semántico referido a íhó:;. Y otras dos veces, dentro del mismo c. I, casi seguidas, referidas en esta ocasión a !h,6-::r,, en 588ac del DN. 160 DN 589d, 597ab, aparte de la que puede proponerse como típico ejemplo, citada en la nota anterior, DN 585b: ~'Ecr-:m úS xrú •,i~v ·~¡ltv ó tW•,i i.r;¡,{rn·; fh:¡110~ -::po0tmptatd•;o~~ -cO t~v
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