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90 Vicente Muñiz Rodríguez pendientes adjetivos de la divinización son, en consecuencia, &aoatoi¡:; y É·;oEtof¡i:; profusamente utilizados en el CD 1so. En EH, la deificación se instala en un ámbito eminentemente litúrgico, cuando se estructura en contexto con &eo:;. Cristo es, en cuanto Dios ( l}só:;), quien hace vencer al hombre en sus luchas espirituales. Es, igualmente, autor de los sacramentos, instrumento indispensable para la anagogía humana. El Pseudo-Dionisia declara lo primero, al describir los ritos del bautismo y lo segundo al afirmar la institución del sacramento del Orden por Cristo 1s1. El óleo santo, en su aspecto anagógico, revela las semejanzas bellas y fragantes que los hombres piadosos tienen con Dios y que no deben ser descubiertas en apariencias superficiales y vanas. Dentro de estas semejanzas del hombre con Dios, parecen manifestarse elementos sufi– cientes para establecer la anagogía dialéctica de su serna. En efecto, si nuestro retorno a Dios ha de verificarse siguiendo el mismo camino por donde se descendió a la multiplicidad y a nuestra alienación, ha de pro– ceder desde la alienación y multiplicidad hasta la unión y la identificación con la divinidad. En el cristianismo, Cristo posibilita con su encarnación la realización de la semejanza entre el hombre y Dios. Tal semejanza, así, entraña una participación de la naturaleza humana en la divina. Con– sortes divinae naturae, en palabras neotestamentarias. De este modo, el serna i1ÉlhEti:; es resultado de la , clq;o11r,[¡,¡:;t:; xcú s•1m:it:;". Otro término que juega también papel importante en la deificación, a la hora de marcar su ámbito significativo, es el de xot•1owfa. La amplitud del serna xotvowfa es muy variable. En él, la unión con Dios se especifica en el sentido de «comunión". Esta «comunión divina» puede realizarse a través de la ciencia y la santidad, como también a través de la unión fraterna entre los fieles 152 . A veces, muy especialmente en el c. III de EH, 150 R. Roques, L'Univers dionysien... 92, n. 2, parece querer identificar la deifica– ción o divinización con la actividad jerárquica. No obstante, se deja siempre en claro: al que el contenido significativo de thlt,d:; es d,po1rnimot; mi ii·,rnot;; bl que la meta a conseguir por las Jerarquías es la tlim:;t:;; el que no ha sido estudiada en profundidad la distinción de los sacramentos en cuanto producen !rfo1:::;t:; y la actividad jerárquica. ¿Puede ésta última ser considerada como sacramento? La EP VIII, dirigida a Demó– filo, parece indicarnos que la organización jerárquica del universo ha de ser consi– derada sacramento en sentido lato. En cuanto que fuera de las Jerarquías no hay posibilidad de füurn;. Por otra parte, se ha de constatar que «a901du,::a:; zrú 2'.· 1 w:;t:;" sólo se encuentra en EH y CH, siempre muy unido a la especulación jerárquica del universo. H. Koch, Pseudo-Dionysius... 190-97 ha pretendido demostrar que los con– tenidos de la &eim:::;t:; y la s·,wm:; se desarrollan en Proclo y el Pseudo-Dionisio, según las mismas orientaciones e, incluso, las mismas fórmulas expresivas. Para los términos !teoHof,:;, fo:; y É·,osto·f,:;, ,u:;, los Indices pseudo-dionysiani, 75 y 57 respectivamente,. Ha de observarse el desequilibrio existente en el uso entre !hostof,:;. ,,1:; y boól·f,:;, ,,,:; con saldo favorable al primero. Mientras que éste es utilizado 114 veces (36 en CH; 61, EH; Y 17 en DNJ, aquél lo es, 29 veces sólo (en CH, 3; en EH, 17 y en DN, 9l. Debe, por contraposición, valorarse la ausencia de estos términos en MT en su medida justa. 151 EH 401d y 512c. Cf. la nota 138. · 152 Así, M. Gandillac en su traducción de las obras completas del Pseudo-Dionisia en p. 262 n. 2. Cf. también más abajo, nuestra nota 154, para el sentido largo de zotvmvio..
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