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Nombre fundamental de la Divinidad 89 platónicas. Se trata de un orden objetivo, independiente y extrínseco a la misma creatura que debe obedecerle so pena de aniquilarse. Pero, a la vez, lh~ó:; en EH se revela como penetrando la interioridad ontológica de los hombres y demás creaturas, llenándolas con su propia realidad e incli– nándolas, en consecuencia, hacia lo divino. El peso de Dios, dentro de la Jerarquía Terrestre, hace de brújula orientadora en su movimiento anagógico y conversivo. Dios, así, no fuerza la voluntad ni la inteligencia humana, sino que es su motor dialéctico en cuanto «don» y, por ello, máximamente respetuoso con la libre aceptación de este don por parte del hombre 14s_ El camino anagógico de la Jerarquía Eclesiástica está en proporción (dva),o·íw.) con nuestra naturaleza y se diferencia sustancial– mente de la Celeste, porque se realiza a través de símbolos sensibles, sien– do los sacramentos los más importantes 14 9 . Dios se ha hecho hombre, para que el hombre pueda hacerse Dios. Este pensamiento de san Ireneo que repetirán más tarde san Atanasia y san Gregario Niseno coloca la deificación del hombre en la vía de la semejanza y unión con la divinidad. La f}:fw:n:; tiene como contenido se– mántico, en efecto, la asimilación y unión (a70¡1.0im'.:lt:; xal zvw'.:lt:;) con Dios por parte del hombre. Así, el Pseudo-Dionisia sitúa su pensamiento espi– ritual dentro de la problemática más general de «la imagen». Corres- 148 Una de las distinciones que se da entre la Jerarquía Celeste y la Terrestre radica en la actividad divina desarrollada en el proceso dialéctico. Mientras que para la Jerarquía Celeste es puramente espiritual, para la Terrestre se trata siempre de anagogía simbólica. Así, para la CH, se nos dice: -¡clp eCOJlhv ~(~,:el:; ó lhoi:; h:l ,a lhia xt•;cI, vor¡"t:fu:; OE, xal Év'oofhiv H,./-.a¡1.i:op.fwuv cdrrW•.i Ev r1~r?í xr,i;&ap1 xcá dúl.tp tY¡v &sto1:ch:,¡v ~oúA.r¡otv)». «(Dios no mueve las sustancias espirituales extrínsecamente hacia las cosas divi– nas, sino por vía noética y desde dentro, siendo iluminadas con fulgor puro y espiri– tual en su divinísimo querer•, EH 376b. En cambio, a los humanos según su capacidad se les ha dado la anagogía: «sv 7:omi./r:¡ xm ;.).f¡lhst ovnpc1:tuv crup.~ÓÍ.oN OcOÚ>p"l]tat». •en diver– sidad y multiplicidad de símbolos•. EH 376b. Es de notar la frecuencia en el CD del empleo del verbo o de la forma nominal oii>pov, owpfo,. Especialmente en el DN. Indice revelador de la «gratuidad• de la deificación. Es precisamente en este carácter de gra– tuidad donde residen diferencias fundamentales entre la cosmología neoplatónica y la Pseudo-dionisíaca. 149 R. Roques, 'Le Primat du Transcendant dans la purification de l'intelligence selon le Pseudo-Denys', Revue d'Ascetique et de Mystique 23 (1947) 142-70. El primado de la Transcendencia dirige la anagogía catártica, tanto sensible como inteligible (p. 154) y, para la Jerarquía Terrestre, los conceptos y las operaciones discursivas constituyen un campo simbólico en el que Dios se les presenta de manera sensible en forma de «desemejanza semejante• ( dvop.otÓ,"IJ~- ó110vh,¡:;) Esta idea de «semejanza y desemejanza• es muy cara al Pseudo-Dionisia. Así, CH II 2 Cl37-D, II 3 C25. Desde el punto de vista de las creaturas con Dios, un buen estudio es el realizado por W .Lossky, 'La notion des •analogies• chez le Pseudo-Aréopagite', Archives d'histoire doctrina/e et litteraire du mayen dge 5 (1930l 279-309, en donde afirma: «Ainsi, l'ana– logie de tous les étres a Dieu, selon laquelle il est loué devrait signifier ce par quoi est déterminée l'imitation possible de !'Inimitable• (p. 289). J. Durante!, Saint Thomas et le Pseudo-Denys, París 1919, estudia el retorno a Dios a través de la inteligencia y la voluntad en los puntos de conexión que tiene santo Tomás y el Pseudo-Dionisia. En la p .82 afirma para ambos autores un principio común: «esse omnium est superesse Deitatis•. Más adelante, se vera cómo la línea ejemplarista pseudo-dionisíaca está mejor expresada y llevada hasta sus últimas consecuencias por la doctrina ejempla– rista bonaventuriana.

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