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Nombre fundamental de la Divinidad 81 este cómputo. Así los serafines reciben de modo inmediato la ciencia (zrct:r:f¡¡n¡) y la potencia purificadora de Dios (zrí&ap:1i~) y las transmiten a los querubines, que a su vez la pasarán a sus inmediatos seguidores en la escala jerárquica, continuándose este proceso hasta llegar a los seres de la jerarquía más inferior. A la actividad purificadora, se une también la de la iluminación. Igual– mente, en el presente tratado, es la función nominativa la que nos des– cubre este nuevo aspecto del serna ¡¡¡,,;;. «Para todos los seres que reci– ben la Luz, Dios es por naturaleza, real y propiamente, principio de la iluminación, en cuanto El es sustancia de la Luz, causa de su ser y de su visión» 1 26 . Dios, como fuente de luz, de iluminación y de actividad purificadora, señala algunas direcciones semánticas, cuando emplea la forma del tivo como las de los términos :;:;·,~Vi,;~. y z·,rnn•/,z ya anotadas an- teriormente. 126 CH XIII 3 D45 (30ldl: tfÚ02t zr,Ú r}¡";:fl)~ Y.'.J()m~ {o; 0~:;{r¡_ Yf/4~ fl'.J"C(;~ ct•;íLt La iluminación es una actividad jerárquica más noble que la purificación, aunque con frecuencia el Pseudo-Dionisia nos la presenta como inseparable de ésta. Cuando la inteligencia se ha desembarazado de los elementos heterogéneos que la separaban de Dios, adviene la iluminación. Su cometido es trasmitir la ciencia , de Dios y de las cosas divinas. En el texto citado, el monema lh,;~ nos presenta su serna según dos ámbitos: al Dios \ thó;) es por naturaleza Ontológicamente, Dios es pasaje, se nos afirma que Dios es Luz y su causa ontológica. i principio de la ilun1inación 1 'i.p-r~ -:o:J 9111-i:2::JB·,..1.~) mN 593b) y '..O(!}: , (DN 708d). En el esencia o su¿tancia de la misma b) Al ámbito ontológico, corresponde otro de tipo gnoseológico. El conocimiento se concibe como una relación entre sustancias luminosas. Así, en CH llI 3 D4 se nos muestra cómo la iluminación se dirige a las inteligencias en tanto, en cuanto poseen capacidad de contemplar. Según R. Roques, L'Univers Dionysien... , 95, el Pseúdo-Dionisio encomienda a la iluminación jerárquica la realización vital griega de la s::t::;:r,1n¡ mediante la IJ2wrú1. entendida como término de un esfuerzo catártico y gnoseológico. Sabido es cómo Volker, Kontemplation ... , 210-17, intentando acercar el CD al pensa– miento cristiano de los alejandrinos hace de sinónimo de tbopi,,, cosa que a Roques le parece un tanto forzado. En las páginas anteriormente citadas de Volker, la esencia de la ílsw,;:,x se ubica en el vocabulario de la Luz. El. P. Semmelroth, 'Der Weg zur Gottesgem~inschaft nach Ps. Dionysius Areopagita', Geits und Leben, Zeit– schríft für Aszese und Mystik 21 (1948) 121-31, especialmente 1272-9 hace una interpre– tación de todo el CD desde el punto de vista de Dios-Luz. El pensamiento pseudo-dionisíaco tuvo posteriormente éxito en la dimensión esté– tica y sus principales representantes fueron los victorinos. Cf. Hugo de San Víctor, PL 175, 923-1153, en sus Commentaria in Hierarchiam Coelestem S. Dionysíi Areopagitae; durante la época de oro del pensamiento cristiano medieval, el ámbito ontológico de la luz subyace en las grandes metafísicas y puede ser estructurado y configurado en sí mismo, cosa sin embargo que no se ha realizado hasta ahora. En la Metafísica de la Luz quedarían mucho mejor encuadradas todas las cuestiones del ejemplarismo, de la creación, del conocimiento según la doctrina agustino-bonaventuriana. H. Koch, o. c., 30, 75, 156, 164 y muy especialmente 236-42 presenta la diacronía de (J) ,,: y sus equivalentes dependiendo del neoplatonismo. Pero después de la investiga¿ión de Volker, tal diacronía no ofrece aspectos tan definitivos como se creyó durante muchos años. Contextos cristianos aparecen en el CD también. Así, por ejemplo, el joánico. La misma CH comienza con la cita jacobea, «Todo don perfecto proviene del Padre de las Luces» (Sant. I, l 7l. 6

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