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80 Vicente Muñiz Rodríguez jerarquías un esfuerzo constante de purificación y conversión. De xá3-crnatc y de i1rtcr,ooepi¡. La función nominativa de /:h!ó¡; ofrece el primer nú~le~ central del ;ema que dicho término posee en CH. Se trata de la ¡acción purificadora. «Dios purifica todos los seres por ser la causa de toda puri– ficación» 125 • Sabido es que, dentro del universo jerárquico dionisíaco, la acción divina se transmite siempre mediatamente, de manera que sólo la primera jerarquía se pone en contacto inmediato (dfJ-rfom¡;) con la divi– nidad. En la jerarquía celeste, a los serafines es a quienes se atribuye platónica de la •similitudo Dei» es investigada por D. Roloff, Gottéihnlichkeit, Vergot– tlichung und Erhohung zu seligen Leben. Untersuchung zur Herkunft der platonischen Angleichung zu Gott CBerlin 1970). Este largo excursus tiene, como preocupación, pun– tualizar la expresión de R. Roques en su artículo Denys l'Areopagite, citado ya en n. 15 entre otras veces, en el que afirma que los términos ª'PºP·ºiwcrtc;, fvwcrtc;, !hzwcru; términos pertenecientes al platonismo clásico. Dado que estos términos aparecen tam– bién en los escritores cristianos de la primera época, pueden ser considerados lugar común, sin que se les pueda asignar exclusivamente a una corriente de pensamiento sea neoplatónica, gnóstica o cristiana. El Pseudo-Dionisio pudo tomarlos, para elaborar su doctrina, de san Ignacio de Antioquía, san Ireneo o, como sucede con óp.oiwcru; que también el CD utiliza, del mismo san Pablo o del Apóstol Santiago. Al menos no puede sin más descartarse tal posibilidad, cosa que parecen no tener en cuenta no sólo R. Roques, sino también, los autores que dan por sentado la dependencia del vocabulario del Pseudo-Dionisio de los platónicos y neoplatónicos. 125 La purificación (xáOapcrtc;), junto con la iluminación y la perfección, es un aspecto esencial que caracteriza la actividad jerárquica. Así, en CH III 2 B27 (165b) se nos dice: <<ÜÍov -rá~t½ .ÍEp~pxi~c; Scr~I :,O toU~ t7Ev "''1uxOa~psoOa.l, _ 1:oU:; tiS r.r1.0aip2tv xrzi 1:oU:; ttEym-ciC:s:10at, tou;; OE xat tou:; \lC'/ tsAswOat, tous; (JE -c2)~2;JtotJPTEt',1».u «El orden de la jerarquía consiste en que unos sean purificados y otros purifiquen; unos sean iluminados y otros iluminen; unos reciban la perfección y otros la trans– mitan». El cometido de la purificación es el de eliminar de los entes todo aquello que pueda hacerlos desemejantes de la divinidad. Por ello, su acción recae tanto sobre lo sensible (-jerarquía terrestre-) como sobre lo inteligible (-jerarquía celeste-). En este último caso, que es el que ahora interesa, no puede tener como objeto faltas o pecados o aspectos propios de la materia. Se ha de concebir como una vuelta de la dispersión de las inteligencias celestes hacia la unidad de su principio de origen ontológico. En este sentido se expresa el Pseudo-Dionisio en EH 537a: 'E·¡,i, 02 o-;:t ¡,s~ ~!..tL?;iv tOt 7.~•1;sld.U~ ,slcrt, X~~ tO 7.(Í:~J:~o•¡ ú:::rxojy{t~cr - .?110/.,ºTÍi;1ªt\Ltí:1',r~m~, 2? ll~ í:O:VtS~foc; ai:~ T.sc.mt ~J.t i:ou ts,r<:nr.n:~u voo~··: ,.i~/j~ ZGT.t; 2tít,st·; tÉpu::; tr¡~ O'J[Ja•~t~:; tcpapxt~:;, o-r\, xaO.. opcrt½, 1 scr-ct "Cate; ;;c,,,m,,vv.c~ QUjtatc; Y¡ 7: et.pa (fao'J 1:W'i 1:StO:; U)"iOO'Jp.2'.10)',1 Sí:[ tc.f.stoCTt2pU.') aupa~ Zi':tCltYj\LY¡•.i rl1oucra Osapz.tzW,; T;Úl:J2mv, zrú -::-¡;~ d¡iioia:~ ill'I olh:m S-::w1:i¡ier¡v 211.ov , oto·; d;:oxa:lla{po~cra Otd tWv -::ptÍn:wv xcú th:to-cipw•; 06::nUr,1 (/., ;r.qo :1.2!'/ri;; slc; -cd; tílr; lhoi:tUJJY xai ~a-m·dpac; p.app.a- pu1ái;", «Tengo para mí, que los ángeles son absolutamente puros (d),,í,~Y¡,Ot -;:rtn2i-w<;) y que poseen una santidad perfecta, desconocida en nuestro mundo... Séame permitido decir, sin embargo, que la jerarquía celeste una cierta xáflapcrt<; está constituida por la ilumi– nación divina que revela a las inteligencias inferiores los misterios que ellas ignoran; tal iluminación las conduce a una ciencia más perfecta (tEl,Etoc:ápa·, É-;:tcrrf¡p.·r¡v) de los conocimientos teárquicos; las purifica, por así decir, de su ignorancia de las verdades hasta entonces no alcanzadas por ellas, a través de la mediación de las primeras esen– cias que les son superiores y que las acerca, así, a los espectáculos divinos más subli– mes y fúlgidos». Dios se nos presenta significativamente, como causa de toda purifi– cación. H. Koch ha estudiado la xál}apcrt<; en sus aspectos de dependencia platónica. La cita exacta se encuentra en la nota 6. Y las afirmaciones de Koch se encuentran en su estudio en las pp. 81-2, 136, 177-78. R. Roques, L'Univers Dionysien..., en p. 165, n. 3 observa cómo la xállap::rt<; de los ángeles se acerca más a una E'(/,a\tytc; que a una xálhzpcrt<; auténtica.

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