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74 Vicente Muñiz Rodríguez que no se excluyan otros ámbitos, de manera destacada al vocabulario eclesiástico rn. Respecto al apartado d), dejamos para el estudio de cada nombre divino la estructura de las constelaciones semánticas que configuran. No obstante, determinadas constelaciones semánticas merecen por nuestra parte alguna consideración previa de tipo introductorio. La teología n~tural presenta. tradicionalmente tres métodos fundamen– tales para conocer y -hablar óle Dios: el afirmativo, el negativo y el emi– nente. Sus respectivas,denom~aciones griegas son: &foti:;, ciqx.dpEati:;, e ór.Epoxfi Esta triada se. encuentra nominalmente en su dimensión semántica en el CD, pero normalmente poli separado. El Pseudo-Dionisia más que una división tricotómica de la teología prefiere otra de tipo dicotómico: posi– tiva y negativa; filosófica y simbólica 115 • Con todo, en alguna ocasión el CD toma en consideración conjuntamente los tres métodos fundamentales que expresa mediante la tríapa citada anteriormente en un esfuerzo por colocarse más a.llá;de toda negación 11 5 _ Otra tría.da, muy empleada en las teologías neoplatónicas, es la de µ.ovf¡, r.póoÍJoi:; y l-itta,poqif¡. Se encuentra también en el CD, pero su contenido semántico se a.bre a perspectivas profundamente cristianas. Así, µ.ovf¡ conoce en su interioridad la Trinidad de Personas y r.pr :Joaoi:; presenta la teofanía ad extra -en la •creatio ex nihilo sui et subiecti». A partir de esta visión divina y creacional se comprende cómo el contenido de la r.póoaoi:; adquiere rasgos ajeno5i a la especulación neoplatónica pura 117 • La actividad jerárquica, al igual que la de las inteligencias, procede en el CD de la actividad teárquica bajo triple aspecto: puricativo, ilumi– nativo y perfectivo. A tales aspectos corresponden los términos xá&apou;, qifui:; ---€i.i,aµ.9ti:;-- y n/1.Etillati:;. Atendiendo al uso que el CD hace de dichos vocablos, puede observarse que caen con mayor frecuencia dentro de los tratados CH y EH. Y en esta línea, cabe distinguir para ,ElEtillOti:; la dife– rencia existente entre 42 veces que lo emplea EH de 8 CH. Para i!l},aµ.9ti:; y qifui:;, sin embargo, cabe apreciar el que mientras el último vocablo lo utiliza DN el doble de veces que CH o EH por separado en 0,11.a119ti:; se sigue la norma general: centro de interés de estos términos es la concepción jerárquica pseudo-dionisíaca. Por último, MT no emplea nunca ni xá&apati:;, ni n.11.aµ.9ti:; ni ,ElE(mati:; y a.sí, en cambio, qifu:; siete veces. El apartado d) sirve también como índice confirmativo de la exactitud 114 No puede olvidarse que este adjetivo calificando al Padre aparece ya en los símbolos más antiguos. Cf. Denzinger-Schonmetzer, Ench.iridion symbolorum defini– tionum et declarationum de rebu.s fidei, 32 ed., Barcinone 1963, tanto en las formula– ciones occidentales como orientales. 115 Así en DN 596cd y 597a en donde enuncia la vía positiva y la negativa y en 872a afirma esta misma doble vía. En EP9, en cambio, nos habla de vía simbólica y vía filosófica, ya desde su comienzo 1104b. 116 MT 1048, citado ya anteriormente este pasaje en n. 109. 117 Para la discusión del contenido pseudo-dionisíaco del término «1tpóoao1;" véase el capítulo dedicado a 6Eóu¡s;.
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