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60 Vicente Muñiz Rodríguez taxis, no ha alcanzado todavía su mayoría de edad científica. Muchos de sus investigadores piensan que es la parte del lenguaje en que la apli– cación de los principios estructuralistas encuentra mayor número de obstáculos. Así, Ullman dice que con excepción de algunas zonas privi– legiadas y bien conocidas lo demás queda como amasijo débilmente tra– bado, constituido por elementos dispares. Bloomfield abunda en esta mis– ma idea, al afirmar que la descripción del significado es el punto más flojo de los considerados estructuralmente 100 . Como ya se indicó en la Introducción, la presente investigación pre– tende ser un estudio semántico-estructural y sincrónico de los nombres de Dios utilizados por el CD, como base de una posterior hermenéutica de la Divinidad pseudo-dionisíaca. Y la situación actual de la semántica, en vez de ser un óbice, ofrece ciertas ventajas. En primer lugar, permite aceptar conclusiones de diversas corrientes de estudio semántico sin com– prometerse con ninguna, con tal de que su aplicación al CD obtenga frutos interpretativos correctos. No ha de olvidarse que el objeto de nues– tra investigación no es la semántica en sí. En segundo lugar, la diversidad de enfoques semánticos nos concede también a nosotros cierto margen de libertad para establecer algunos principios rectores a los que sujetar– nos para la clarificación «desde dentro» del pensamiento pseudo-dioni– síaco. Se trata, pues, de indicar las ideas que entresacadas de diversas teo– rías semánticas han servido metodológicamente al desarrollo de la pre– sente investigación. A este respecto, es de reconocer su dependencia de la doctrina lógica del significado, de la doctrina contextual del mismo y de la de los campos semánticos. Hjelmslev ha dado impulso a la teoría conocida con el nombre de «lógica del significado», a cuyas conclusiones, aunque por camino diverso ha llegado también la semántica americana. El nombre con que ésta últi– ma ha denominado su proceso investigador es de recio abolengo filosó– fico: «análisis componencial». Ya Leibniz -y antes Raimundo Lulio-, había insistido en la necesidad de reducir todos los conceptos complejos a simples, hasta alcanzar las unidades significativas mínimas de cuya com– binación dependería, después, todo el proceso dialéctico 101 . 100 S. Ullman, Semántica... En la introducción y en las conclusiones de su estudio, reconoce los avances de la Semántica en la última década y su deteriorada situación en los años 1940-50. La opinión de L. Bloomfield, Language (New York 1933) 140. Cf. también G. Mounin, Claves para la lingüística, tr. por F. Marcos (Barcelona 1969) 112-23. 101 L. Hjelmslev, Prolegomena to a Theory of Language (Madison 1961); 'Significa– tion des mots', Actes du Vil Congres International des Linguistes (Oslo 1958) 268-87. Una clara exposición de las ideas de Hjelmslev se encuentra en: B. Malmberg, Los nuevos caminos de la lingüística, tr. por J. Almela, 4 ed. (Madrid 1971) 154-74; con menor claridad en G. C. Lepschy, Lingüística..., 79-93. Una resumidísima visión en G. Mounin, Claves para la Lingüística, 118. Para la concepción leibniziana, L. Couturat, La Logique de Leibniz d'apres des documents inédits (París 1901) especialmente cap. IV Y VI. J. Laporte, Le rationalisme de Descartes (París 1944) en el cap. I afirma que el principio del Ars Magna de R. Lulio consistía precisamente en reglas de combinación de los elementos mínimos (términos) para formar proposiciones y de éstas para obtener conclusiones correctas.
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