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56 Vicente Muñiz Rodríguez segunda marca la tendencia ascensiva de todo lenguaje y señala su meta última expresiva, el silencio. En el Pseudo-Dionisia puede apreciarse la máxima valoración de la palabra. El lenguaje es considerado como «don divino», «expresivo e ins– pirado» de cosas divinas también. Esto se aplica de modo muy especial a la Sagrada Escritura 90 • En el último capítulo del tratado DN se encuen– tra esta expresiva frase: «aunque todo lo que precede se haya dicho recta– mente, y hayamos alcanzado el verdadero sentido, según nuestra capa– cidad, en la explicación de los nombres divinos, todo esto se ha de referir a la Causa de todos los bienes, ya que es ella ante todo la que nos ha concedido la facultad de decir y de decir bien» 91 . Esta alta valoración de la palabra, en el Pseudo-Dionisia, se halla so– metida a las leyes del universo jerárquico, siguiendo dentro de él, un proceso anagógico. En realidad, el lenguaje es un símbolo provisional y lábil que indica, señala, una realidad que lo trasciende y que provoca no la rigidez lógico-conceptual, sino el punto de arranque de las inteli– gencias hacia la transcendencia teárquica. De aquí que en este proceso anagógico de la palabra se vaya de la riqueza y abundancia discursiva a la simplicidad de expresiones descarnadas, fuertemente pregnantes y sintéticas (9 2 ). El lenguaje pseudo-dionisíaco expresa la participación y la distancia entre la divinidad y la creatura. Participación, porque dice algo de Dios: lo que no es a través de lo que la creatura participa de El. Dis– tancia, porque la mejor expresión de lo divino es el silencio, como reducto sintético y mínimo de la palabra. Así, del mundo de la expresión de lo múltiple se camina hacia el mundo de la expresión silenciosa de la Unidad Indecible e Inefable g3. 90 DN 981c. Cf. nota siguiente. Para la valoración de la Sda. Escritura, G. Horn, 'Comment Denys intérprete l'Ecriture.. .', cit. supra en nota 76. ~ 91 DN 9~lc: <<< Y.lo- r:s, s{ ~pOW~ 71:z.o~ ;a elfY¡\l~ 1 va, za.~ fui; :aO'f¡t!fl:; Ov~w; 2tp:r¡4áp.s0~ 1:fi Ota·;o~q -:r¡:; 02mvu1t!1ct¡; d•,c1c::tu~;;,n:. to·1 í:riv--:.:wv a¡aOwv r,a-tto•; to r:pa¡i1a avaOstsov. í:Ov Owpoup.Evov 1t:pw- tOv aG-r:0 tO =lr::Ú',\ !;:s11:a -:O sÚ 2lí:E.Tv. 92 En este mismo sentido, P. Scazzoso, Ricerche sulla struttura del linguaggio..., cit. supra en nota 76, 17, y '9-62. 93 Como ejemplos de esta ascensión anagógica del lenguaje, he aquí dos fragmentos entresacados de MT: «Así según esto el divino Bartolomé dice que la palabra de Dios (0'2.olo 1 fo:) es grande y pequeñísima y el Evangelio es amplioy abundante y sí mismo conciso al máximo. Me parece que él haya entendido de modo sobrenatural que la Causa Buena de todas las cosas se puede expresar con muchas palabras y con pocas, y también sin ninguna; de hecho, ella Ua Causa Buena) no tiene ni palabra ni inteli– ~en:ia por situ~~se de ~od~ <s,upe,rsust~n~ial ,más ~l!~ d 0 e todas. 1~ ,~osa~». «of.ítm, 1 ou; o 0 '2.to~ BapOol.o¡ww~ r¡;s:n, zat c::0U:r¡·1 u¡·1 Oso/.o 1 wv s,vm xm fi./,a 1 y:,r:r¡v. xat ,o I•,~an;s).tov 7.f.aw xm µS¡a:, xcú o::;Ot::; 'J'...l',n:st11rn1.:h;ov. 'Ev.. ol úoxsI Sxzivo Ú;: spqn.iü ,:; Svvof¡~a;;, O-et xa! 7:ol.tJí~o¡ó;; Scrttv ~ d¡a6~ i:dv1:mv al-da, xat ~pa1,.úi~er.::o,:,, c711a xrú a/~o¡o;~ ÓJ~ 0Ü1:s }.ó1ov oüts wh¡crtv 1/:zou'Ja. Dtd -:O r:dvtwv af.rr :Y)v Úi:cpouoluJ:; ór:spzstt1Sv7i•; slvat... » MT 1000b. Y también: «Las Instituciones teológicas y la Exégesis de los Nombres Divinos pedían menos palabras que la Teología Simbólica, porque, cuanto más nos elevamos hacia lo alto, tanto más las palabras se contraen a la vista de las cosas espirituales. Así, penetrando en la tiniebla que transciende la mente encontramos no la brevedad de las palabras, sino más bien la ausencia absoluta de palabras y de conceptos. Allí, el discurso desciende desde lo más alto hacia lo más bajo y según la medida de este
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