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50 Vicente Muñiz Rodríguez a quien quisiera aplicar las leyes lógicas del discurso teológico al lenguaje del CD, según la metodología que defiende Bochenski 77 • Pero, como ya se indicó en la introducción, hacer esto seria abandonar los límites fijados al presente estudio. b) Filosofía analítica y expresión religiosa. Al hablar sobre la filosofía analítica, puede caerse en cierto tipo de ambigüedad. Esto acaecería, si se pensara que la «analítica inglesa» com– prende un conjunto de pensadores que defienden idénticas o parecidas doctrinas. Nada más erróneo. Con la filosofía analítica inglesa sucede lo que con el existencialismo europeo, en donde se incluyen pensadores tan diversos como Sartre, Heidegger, Merlau-Ponty. De igual manera, Moore, Russell, Wittgenstein, Hare, etc., pueden ser calificados de «analíticos», aun cuando su disparidad de pensamiento es a todos patente. Sin embargo, a pesar de las diferencias ideológicas que separa a los filósofos analíticos, algo común los aglutina: el lenguaje, como punto de partida a toda especulación, y el análisis como procedimiento metodoló– gico. Esto hace inútil el intento de hallar analogías entre la analítica y los sistemas filosóficos tradicionales, sean realistas, escépticos o idealistas. Decir, en un acercamiento previo a la analítica, lo que no es, puede clarificar y delimitar el ámbito en que sus pensadores se mueven y des– arrollan sus doctrinas. Ante todo, el análisis no debe identificarse con un sistema de pensamiento que pretenda continuar la tradición empirista clásica inglesa de Locke, Berkeley o Hume 78 • No hay duda que un común estilo une a filósofos empiristas y analíticos, pero no se pasa de ahí. A este respecto, sólo A. J. Ayer ha reclamado para sí la instalación de depen– dencia de su pensamiento en relación con Hume. Pero, en el fondo, Ayer es un neopositivista lógico que pretende exponer su pensamiento a través del método analítico. Por lo menos, dentro de la filosofía inglesa del len– guaje se le considera como un «heterodoxo» 79 • El análisis tampoco es reducible al neopositivismo lógico. Y la figura de Wittgenstein que enlaza con las dos corrientes de pensamiento confirma más este fenómeno. El pensamiento de Wittgenstein en su período analí– tico rechaza rígidamente las tesis más fundamentales del Tractatus Logico– Philosophicus, como son la concepción especular del lenguaje y la concep– ción fisicista y matemática del ser 80 • de las antinomias de la teología negativa corrigiendgo las formulaciones de la teología positiva. 77 l. M. Bochenski, o. c. 78 M. J. Charlesworth, Philosophy and Linguistic Analysis, Duquesne Studies Phi– losophical Series 9 (Louvain 1961) 3-4. 79 lb. 6. 80 L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus, tr. por E. Tierno Galván (Madrid 1957) I, 3 y 3.12 son como la columna vertebral del sistema de Wittgenstein. A través de ellas, nos damos cuenta que el lenguaje ideal perfecto muestra la estructura. de un hecho atómico por lo que tiene de común con él: ser su figura. lógica. Wittgenstein compara la expresión lingüística a. la proyección en Geometría. Una figura geomé•
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