BCCCAP00000000000000000000377

32 Vicente Muñiz Rodríguez En 1940, U. von Balthasar da un paso positivo en la investigación dioni– síaca. En su obra, valiéndose de una antigua traducción siríaca devuel– ve a Juan de Escitópolis (519-535) gran parte de los escolios del CD que la tradición había atribuido a Máximo Confesor. Y se inclina por la complicidad de Juan de Escitópolis en el fraude dionisíaco 35 . J. M. Hornus, profundizando más en esta misma dirección, sugirió con cautela la posibilidad de que Juan de Escitópolis fuese el mismo Pseudo-Dioni– sia 36. Su vasta cultura en el pensamiento griego, su adhesión a Cirilo de Alejandría y al neocalcedonianismo antes del 512 y de que los monofisitas moderados citasen el CD en el Sínodo de Constantinopla y su defensa excepcionalmente celosa de la apostolicidad del mismo CD podrían avalar esta tesis. U. Riedinger ha realizado otro intento de identificación dionisíaca, re– sucitando la hipótesis de M. Leqmen, según la cual el Pseudo-Dionisia podría ser Pedro el Fullón 3 7 _ Esta tesis se ve, ahora enriquecida con nuevas aportaciones. En efecto, Riedinger establece ciertas coincidencias entre los Diálogos del Pseudo– Cesaráeo y los escritos areopagitas. Concluye, con esto, que la obra dioni– síaca fue escrita en Constantinopla y había que situarla dentro del grupo seguidor de Alejandro el Acemeta. En tal ambiente cronológico y geo– gráfico, la única atribución posible del CD, por exclusión, es la que se refiere a Pedro el Fullón. Muchas circunstancias significativas, encontra– das en el CD, avalarían tal hipótesis. Así, ritos litúrgicos como el Credo, consagración del óleo y sacramento del bautismo; la distribución triádica de la jerarquía eclesiástica, la doctrina cristológica y otros elementos de la epístola séptima, octava y décima del CD. E. Turolla, al enfocar desde nuevas perspectivas toda la problemática dionisíaca, adopta más bien una posición tradicional y rechaza con ener– gía la acusación que de falsificador se le ha hecho al autor del CD. Volker llega a conclusiones parecidas en sus valiosos estudios, en donde pone de relieve una influencia determinante de los pensadores alejandrinos y de Capadocia (Filón, Clemente y Gregario de Nisa) sobre el CD 38 • Como puede observarse, ninguno de los ensayos identificadores del autor del CD es totalmente convincente. Y parece que están, de antemano, condenados a estos resultados. Por ello, científicamente es preferible man– tener la postura de R. Roques, concluyendo un anonimato para los escri– tos areopagitas. Anonimato, eso sí, instalado dentro de un determinado espacio geográfico y cronológico 39 • 35 U. von Balthasar, Kosmische Liturgie: Maximus der Bekenner Hohe und Krise des Griechischen Weltbildes (Freiburg i. Br. 194ll; 'Das Scholienwerk des Johannes von Scythopolis', Scholastik 15 (1940) 16-38. 36 J. M. Hornus, 'Les recherches récentes sur le pseudo-Denys l'Aréopagite', Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses 35 (1955) 446-447. 37 U. Riedinger, 'Pseudo-Dionysios Areopagites, Pseudo-Kaisarios und die Akoime– ten', Byzantinische Zeitschrift 52 (1959) 276-296. 38 E. Turolla, Dionigi Areopagita..., 34; W. Volker, Kontemplation und Ektase bei Pseudo-Dionysius Areopagita (Wiesbaden 1958). 39 R. Roques, a. c., en DS; también en la Introduc. a la edic. crít. de CH XVIII.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz