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Investigación pseudo-dionisíaca actual 27 condena las doctrinas de Lutero y Erasmo a este respecto 12 • Las incerti– dumbres y dudas sobre la autenticidad literaria dionisíaca tomará el nombre de J .Daillé, J. Sirmond, J. Morin, M. Lequien, C. Fleury y Tille– mont en los siglos siguientes 13 • Con todo, los primeros estudios de enfoque moderno sobre el Pseudo– Dionisio pertenecen al siglo pasado. La nota más caracteristica de estos estudios es el esfuerzo denodado por identificar al autor del CD. Pero parece que los estudios de esta índole están condenados ya de antemano a no obtener más fruto que el de la mera probabilidad. En efecto, a toda teoría identificadora del Pseudo-Dionü;io sigue una crítica de las razones aportadas, surgen elementos nuevos y la investigación queda muy dis– minuida en el valor de sus conclusiones. Y lo máximo que puede lograr es la fijación amplia de una cronología dentro de la cual se buscan «can– didatos» a la paternidad literaria del CD. Ya los siglos diecisiete y dieciocho presentaron precedentes en estos esfuerzos identificadores 14 • Todos ellos tuvieron un denominador común: el criterio seguido para fijar la identificación entre el Pseudo-Dionisia y algún escritor cristiano de los siglos quinto o sexto. Durante esta época de investigación dionisíaca privó el criterio cristológico. Se comparaba la doctrina cristológica del CD con las doctrinas de diversos escritores en este punto. Y de la semejanza o divergencia se concluía a la identificación o no del Pseudo-Dionisia con el autor de los escritos examinados. Siguiendo este modo de proceder, W. Cave (1680) propuso una tesis apolinarista. M. Lequien (1712) identificó al Pseudo-Dionisia con Pedro el Fullón, Vey– ssére (1739) con Synesio; Baratier, con Dionisia de Alejandría 1 s. 12 L. Nourry, PG III 15-17. El decreto de la Soborna en 1520 está motivado por el libro Sobre la Cautividad de Babilonia. Cf. M. Gandillac, Oeuvres completes du Pseudo– Denys l'Aréopagite (París 1943) 20. 13 J. Daille, De scriptis quae sub Dionysii Areopagitae et lgnatii Antiocheni nomi– nibus circumferuntur libri duo (Geneve 1666); J. Sirmondus, Dissertatio in qua D-sii Parisiensis et D-sii Areopagitae discrimen ostenditur CParis 1641); M. Fleury, Histoire Ecclesiastique, nouvelle edition, entierement conforme d celle de París, revue § corrigee par l'Auteur, vol. 5 (Anismes 1779) 229-30, en donde relata las dudas del Obispo Hipacio sobre la atribución del CD a Dionisio Areopagita, convertido por san Pablo. Y en el vol. 33 p. 149, da los datos biográficos de éste último, indicando que fue el primer Obispo de Atenas y que allí murió mártir. De J. Morin y M. Lequien me ha sido imposible manejar las obras. No así las de M. Tillemont de quien tomo este pasaje: •Il y a une autre difficulté bien plus importante a l'Eglise, sur les livres atribuez á S. Denys l'Aréopagite. Mais nous ne croyons point devoir ríen ajouter ici a ce que le P. Morin, le P. Sirmond § d'autres ont écrit en ce temps-ci pour montrer qu'ils n'ont guere eté composez avant le VI siecle, auquel quelques Eutychiens commencerent a les citer•. La cita exacta es M. Tillemont, Memoires pour servir a l'histoire Ecclesiastique de six premiers siécle, 2 ed. vol. 2 (Paris 1701l 123. 14 En ocasiones, estos precedentes han servido como base de justificaciones más críticas y rigurosas, hechas por los modernos. Piénsese, así, en la tesis de Lequien, renovada por U. Riedinger o la tesis de Baratier, defendida en 1932 por Mgr. Athe– nagoras. 15 La exposición de estos ensayos de identificación puede verse en los siguientes escritos: Ch.-Puech, Liberatus de Carthage... , 4-5; J. Stiglmayr, Das Aufkommen..., 3-6; M. Schiavone, o. c., 17-18; R. Roques, 'Denys l'Areopagite I. Rappel de la Question Dionysienne. 3. Le mystere de leur auteur', DS III, 249-257.
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