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26 Vicente Muñiz Rodríguez Según esta misma tradición, en el año 827, el Emperador de Oriente Miguel II envió a Ludovico Pío emba¡adores que, entre otros regalos, le ofrecieron un manuscrito griego del CD. El abad Hilduino hizo, entonces, su traducción al latín e identificó en un solo personaje histórico a Dionisia Areopagíta, Dionisia Obispo de Corinto y san Dionisia Obispo de París. La versión latina de Hiludino no fue muy feliz y el Emperador Carlos el Calvo encomendó a Escoto Eriúgena otra nueva versión, más clara y más precisa. De hecho, durante todo el medievo se multiplicaron las traduc– ciones, comentarios y paráfrasis del CD. Y a su autoridad acudieron los grandes maestros de la escolástica, santo Tomás de Aquino y san Buena– ventura 10 • Junto a la historia de esta tradición, se encuentra medio solapada, otra historia «de dudas y de incertidumbre». Ya en el mismo 533, fecha en que aparece ofiicialmente durante un Sínodo en Constantinopla un recurso a la autoridad de los escritos areopagitas, el Obispo Hipacio mues– tra grandes reservas. Motivo fundamental de estas reservas era el silencio mantenido por los grandes escritores eclesiásticos de los cinco primeros siglos sobre el CD. En el siglo siguiente, algunos apolinaristas atribuyeron el CD a Dionisia de Alejandría. Y, parece ser, Focio en el siglo noveno no fue ajeno a esta opinión 11 • Esta línea subterránea de sospechas e incertidumbres que subyace en la seguridad de la tradición dionisíaca cobra mayoría de edad en el Rena– cimiento. Especialmente a través de Lovenzo Valla. En sus anotaciones al Nuevo Testamento, Lorenzo Valla expresa su divergencia sobre la atri– bución del CD al Areopagita. Sus argumentos y razones son recogidos por Erasmo, Lutero y Zwinglio. La Soborna se indigna ante la frase luterana: «Dionisia habla más como platónico que como cristiano». Y en 1520 y 1527 10 J. Durante!, Saint Thomas et le Pseudo-Denys (París 1919) IV-274. V. Geenen, 'Une étude inédite sur le Ps. Denys et Saint Thomas' ,Divus Thomas 31 (1953) 113-38. O. González, Misterio trinitario y existencia humana (Madrid 1966) 203 n. 39 nos da las citas que del Pseudo-Dionisia hizo san Buenaventura. J. G. Bougerol, 'Saint Bona– venture et le Pseudo-Denys l'Aréopagite', Etudes Franciscaines (supl.J 18 (1968) 33-123, con más detalle extiende su investigación a toda la obra bonaventuriana y no sólo al tema trinitario como hace O. González. R. Roques, L'Univers dionysien. Structure hié– rarchique du monde selon le Pseudo-Denys (París 1954) 19-20. Nos ofrece en estas páginas una lista de los trabajos realizados por G. Thery sobre el Pseudo-Dionisia en la edad media. De entre ellos, los más importantes son: L'Entrée du pseudo-Denys en Occidente (París 1930); Etudes dionysiennes: l. Hilduin, traducteur de Denys, Etudes de philoso– phie médieval XVI (París 1932); 'Denys au Mayen Age', Etudes Carmelitaines 23 (1958) 168-74; 'Catalogue des manuscrits dionysiens des Bibliothéques d'Autriche', Archives d'Histoire Doctrina/e et Littéraire du Mayen Age 10 Cl935-36l 163-264 y 11 (1937-38) 87-131; 'Hilduin et la premiére traduction des écrits du Pseudo-Denys', Revue d'histoire de l'Eglise de France (1923) 23-40; 'Le texte intégral de la traduction du Pseudo-Denys par Hilduin', Revue d'histoire ecclesiastique 21 Cl925l 33-50 y 197-214; 'Recherches pour une édition grecque historique du pseudo-Denys', New Scholasticism 3 (1929) 353-442. 11 I. Hausherr, 'Doutes au sujet du «Divin Denys»', Orientalia Christiana Periodica 2 (1936) 484-90. Se presenta, aquí, a Focio como adversario de la autoridad dionisíaca. Hausherr sigue en esto a Lequien, Tillemont, Daillé y Driiseke. De opinión contraria, en cambio, es J. Stiglmayr, 'Hielt Photius die sogen. areopagitischen Schriften für echt?', Historisches Jahrbuch des Gorresgesellschaft 19 {1898) 91-94. Igualmente M. Schia– vone, Neoplatonismo e cristianesimo nello Pseudo-Dionigi {Milano 1963) 22.
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