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164 Vicente Muñiz Rodríguez A este respecto, nuestra investigación ha contribuido al progreso de los estudios dionisíacos especialmente realizados en lengua española. En– tre los elementos de esta contribución, se pueden señalar principalmente: a) El encuadramiento de los contenidos semánticos referidos a Dios, en el marco de cada monema correspondiente. Tal encuadramiento confirma la distribución de los tratados que forman el CD y que indicó ya J. Vanneste: por un lado, CH y EH; por otro, DN. Y, en último lugar, MT. Cada uno de ellos con autonomía y características especulativas propias. Así &sóc; y 1}2óTI¡c; son los nombres fundamen– tales de DN. Bcaoia lo es, a su vez, de CH y EH. Movric; y tmri:; predo– minan en DN so'bre los demás tratados. Tptric; parece ser ~1 monema que dirige toda la MT. bl Dentro de la semántica de lhóc;, l}¡;:ón¡c; se ubican los temas de las ideas ejemplares, la providencia y la bondad, principio difusor del ser. Esta difusión es ad intra de la Divinidad y se tiene, así, las pri– meras distinciones Personales: la Trinidad en que se verifican la dialéctica incomprensible de la no-oposición de los contrarios. Las segundas distinciones de la Divinidad son ad extra. «Emanaciones y manifestaciones de Dios». Es así cómo aquella Esencia divina que era Unicidad (¡10vric;), Unidad (Évric;) y Trinidad (tptric;) pasa a ser la jerarquía suprema del cosmos dionisíaco: la Tearquía. La difusión ad extra de la Divinidad es posible merced a las ideas ejemplares y a las virtudes (ouvrip.stc;) que se sitúan en el vestíbulo de la Santa Trinidad. c) Se pone de relieve el monema &sapx[a como fruto más original de la visión dionisíaca del universo y de Dios, al que se subordinan los demás elementos cósmicos. Es éste un pequeño enriquecimiento a la obra tan valiosa de R. Roques, que parece no dar importancia a este concepto. Según esta panorámica, el universo dionisíaco esta– ría distribuido de arriba abajo del siguiente modo: DIOS (Bsóc;, fh,ón¡c;) TEARQUIA (0wpz[a) JERARQUIA CELESTE JERARQUIA TERRESTRE La Tearquía tendría como contenido la unicidad, la unidad y la trinidad de hipóstasis o personas. Como puede apreciarse, la pers– pectiva ontológica triádica se ubica ya en la misma Divinidad. La Jerarquía Celeste distribuye también en tres tríadas las sustancias angélicas. La Jerarquía Terrestre que se subdiviría en Legal y Ecle– siástica. Para ésta última se reserva, a su vez, otra visión ontológica triádica. Como puede verse, la Tearquía es el punto de convergencia de la creatura con su creador. Es el mismo Dios (fü,óc;), en cuanto prin– cipio jerárquico-ontológico. En el que está contenido el misterio

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