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La Trinidad 159 principio. Jesús y el Espíritu Santo, si tal expresión se permite, son como gérmenes divinos o flores y luces que existen supersustancialmente» 3 5 6. Esta explicitación del tema trinitario, procedente de la Revelación, im– pone una exposición de los que el CD atribuye a cada Persona divina. Las Hipóstasis divinas. La primera y la tercera Hipóstasis son designadas en todo momento con los nombres IIa:.:+¡p y Ilve:G¡w, respectivamente. Para el Hijo, en cambio, se dan los monemas: 'h¡crouc;, rtó:;, Aó 1 o:;, Xpicr-có:;. Dentro de CH y EH, el Padre es principio original de la luz ( apz(rpw-cov ,;:a:rr¡p), según se nos dice por el Apóstol Santiago (1, 17). Al Padre pertenece nuestra conversión y congregación en la unidad 35 7 • La naciente Iglesia va a Jerusalén, para esperar la «promesa del Padre» y los discípulos de Jesús saben que quien le ama, será «amado del Padre» 358 • Y, aún más, el poder de perdonar los pecados es concedido por Cristo que «había apren-– dido del Padre: cuanto atares en la fierra ... » 35 9 _ En estos tratados, también se nos presentan ciertas relaciones entre el Padre y las otras dos Personas divinas. Así, en CH es el Padre quien dispone la sumisión de Jesús a los ángeles en su encarnación humana y quien dirige su vida y de quien aprende Jesús todo lo que ha de anun– ciar a los hombres 360 • Ideas que se repiten en EH y también en DN. Jesús, para la salvación del género humano, según testimonio de la Sagrada Escritura, cumplió el beneplácito del Padre y el Espíritu Santo 351 • Además, en DN se sistematiza con mayor concretez la especulación teológica en torno al Padre. Dejando a un lado, las citas evangélicas que le atribuyen la vivificación y resurrección de los muertos es importante constatar los siguientes puntos doctrinales: l.º Al Padre le competen atributos comunes al Hijo y al Espíritu Santo, pero en cuanto Dios. 2.º Se dan atributos que incluyen el nomen y la res propios al Padre que no son comunes al Hijo ni al Espíritu Santo. 3.º Repite, como recibida de la Revelación, la expresión de tradición larga en el pensamiento teológico: «En la Supersustancial Divini– dad sólo el Padre es fuente, no siendo el Hijo, Padre ni el Padre, 356 DN 645b: «ITá),tv, lh:t p.sv lcr,t .:1naia lhfrr¡c; ó Ilm:r¡p, ó 1Js 'I,¡:rnüc; xal ,o Ilvsüp.a, ñ¡; &so– Jóv~u &2ó~1¡-co:;, r:.l ,oü~w XP~ cpávat, ~Aacrcot &só,;u-cot, xat oTov dv&11 xc.Ú é.l'm;poúcna rpill-ca, r::pOc;, i:Wv tspwv A.o¡twv r;ape(),.r¡ rpap.sv ». Una variación de esta fórmula trinitaria ha gozado de larga tradición teológica y se encuentra en DN 641d. Cf. n. 362. 357 CH I 1 Al (120bl. 358 EH 512d. 359 EH 564c. 360 CH IV 4 C34 H8lcl y D46 (18ldl . 361 EH 441c, DN 644c, por ejemplo.

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