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La Tearquía, nombre de Dios 147 umca, Hieroteo, discípulo de san Pablo y las Sagradas Escrituras 320 . Se pueden indicar procedencias neoplatónicas del término, como lo hicieron Koch y, con mayor competencia, R. Roques. Pero es preciso convenir con éste último que si la terminología adquiere a veces rasgos serviles neo– platónicos en el CD, sin embargo la divergencia de contenido semántico es radfcal :121. En una interpretación panteísta del CD, lo más que puede concederse al referirse al ;:00000::: es que se trata de un proceso de mediación jerár– quica. Aludimo~, co~o es obvio, al ,;:poooo~ en cuanto manifestación ad extra de la divinidad. Dicho proceso de mediación, cuando se sitúa en las jerarquías del universo dionisíaco carece de capacidad generativa. No transmite sustancia ni rango o grado esencial alguno al ente que se aplica. No es una ;:apd-¡2t•1 de las esencias. Es un proceso puramente de mediación formal y funcional. Un mero a través de, sin más pretensiones 3 22 • Este contenido semántico, típico del ,;:oóüoo::: dionisíaco se encuentra clarificado, a nuestro modo de ver, en el tratado DN, cuando se nos afirma: «no defendemos que el Bien sea una cosa, otra, el Ser y otra, la Vida o la Sabiduría, ni que exista una multitud de causas, ni que las divinidades superiores o inferiores se engendren unas a otras, sino que los « ;:00000:: » bienhechores en su totalidad proceden del UNICO DIOS» 323 . Tal t~xto ~e opone netamente a la concepción de Proclo, según la cual, se dan mul– tiplicidad de Enadas en sí mismas perfectas que corresponderían a los dioses paganos, según el desarrollo del neoplatonismo tardío. Aquí, los diversos órdenes jerárquicos se engendran por la actividad de los órdenes jerárquicos inmediatamente superiores. Y el término con que se designa tal actividad es el de r.apd 1 stv. Ahora bien, como ya indicamos anterior– mente, en el CD este término es empleado 27 veces y nunca alude a gene– ración de un orden ontológico por otro más elevado, sino a la actividad creadora de la Divinidad, dentro de la diversidad de nombres con que es designada 34 2 • 320 La Revelación, como norma suprema para el conocimiento de Dios y de todo lo que con El va unido, es repetidamente afirmada en el CD. Como ejemplo, DN 585b. Para la autoridad de Hieroteo, DN 648b, 680a, 681a, 684d, y, por último, 713a. 321 R. Roques, o. c., 76-81, establece con rigor y ecuanimidad estas diferencias radi– cales entre los neoplatónicos Proclo, Jámblico, Plotino y el CD. respecto a «.::póooo;;", haciendo patentes las deficiencias de Koch en este tema. Cf., sobre todo, p. 78 n. 3 y p. 333 en sus conclusiones generales. 322 lb., p. 78. 323 DN 816cd: «Oux áiJ.o OE dvm .:d1a&6v q;r¡::n, xat r'[¡J,o -;:o ()V, wú r'fl.b ·6¡v l'.;m-i¡v T¡ ,)¡v croqiav, oUO€ ieol-J..d td al-eta xcú áJ).w·; díJJ1.c; ítapr . ocrtxcii; th~ót:fl·'tac;, L-::epexo0o?.i.; xat ÚZJÉtp.Éva,;, d}J...' svo~ 0so5 nz,; 01.rfr, dra&d,; p.poóoou;». ' 324 Indices pseudo-dionysiani... 111. Según R. Roques, o. c., 78, E. R. Dodds explica que con el término .::apdFtv Proclo intenta excluir la idea de volición en el proceso del r.póooo;;.

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