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140 Vicente Muñiz Rodríguez en que aparece el proceso descendente. Así, los de iltaxóafl--r¡cnc;, úr:<2pxócr¡10c;, úr:epo6at0c;. Por otra parte, aplicados a 0wpz[a se utilizan los adverbios q;,ucrtxOJ:; e [r;:cpq,:.,fo~. Con ello, se nos quiere hacer ver cómo en el proceso ascendente entra en juego la correspondencia de la creatura a los dones de Dios. Purifica– ción, iluminación y perfección constituyen los dones que la jerarquía transmite a sus componentes en el proceso mediato descensivo. Ahora, las inteligencias deben reflexionar sobre sí mismas, deben volver hacia Dios de manera firme y personal. Esta adhesión y conversión marca el movimiento ascensivo de la creación hacia su autor. Por un lado, los seres en esta dialéctica no desbordan su naturaleza propia sino que perm::me– cen dentro del orden jerárquico en que Dios les constituyó (,á~t:;), pero por otro, el amor divino fuerza a los seres a ponerse en movimiento, según sus posibilidades, y colaborar así con la aspiración amorosa de todo el universo que asciende hacia Dios 30 3 _ Conviene poner de relieve que la «coo– peración de la divinidad» es una de las metas de toda actividad práctica. También en las jerarquías de Proclo se encuentra este mismo principio pero el Pseudo-Dionisio se diferencia de Proclo en que pone a la Tearquía como causa esencial de toda operación segunda 304. En la jerarquía eclesiástica, exige igualmente y siempre la mediación de los órdenes superiores. Así, los sacerdotes son mediadores respecto de los ministros en relación con los obispos. La elevación de los purificados y la purificación de los no iniciados se hace por los ministros; la de los iluminados, por los sacerdotes y la de los perfectos, por los obispos. Y, por último, éstos a través de los ángeles, continúan el ascenso hacia la divinidad. Resta, para completar esta panorámica, hacer dos observaciones. La primera sobre el vocabulario, empleado en la ley de la mediación en CH 303 El doble proceso descendente y ascendente de la actividad teárquica es doc– trina bastante explícita en el Pseudo-Dionisio. Así, en CH XV 9 A5-6 (340al se encuen– tra la expresión «transmisión descendente» xa-::o:TWTtxf¡ oto:7:opOp.sú,m, igualmente, el término ,,,,.,,,,.,,,,~~ para designar el proceso de elevación de las inteligencias hacia la Tearquia. Pero en ambas, todo viene de Dios. La actividad jerárquica permanece siem– pre como una participación analógica de la actividad teárquica que es una e idéntica y que opera todo en todo, según expresión paulina citada por el DN 596. Esta actividad se manifiesta, sobre todo en EH, en la Eucaristía. 304 El fin supremo de toda creatura es la deificación, cosa que sólo consigue «cola– borando» en la actividad divina teárquica. Así, CH III 3 All-17 (168a). Ampliando las ideas de esta colaboración de la creatura con Dios. V. Lossky, Notion des «analo– gies» Chez Denys... 294-96. La «cr~·,iir,-rEtw> de los diversos órdenes ontológicos con su principio es una ley de las jerarquías de Proclo El. de Th., prop. 70, 25-27: «xat ,oü Oeu-rÉpou Ti.dÍ~tv Sv2p-¡0Gv1:oc; zn:xsT-.io -r:O altto'.i cruvspr:t, Ot,-h:t i:Ü.v Ti.o~ti -::o Osú-cspov:- a~vu-;-:01svvq.. >). Para la única actividad divinizadora, la tearquía, se emplea el término «ilvsp 1 sw»• Y, ésta para Proclo se da en cada uno de los dioses de los que se derivan las diversas series de entes. Tenemos, por ello, aquí, una diferencia radical entre Proclo y el Pseudo-Dionisio. Ya que en éste la «T-póooo;» obedece a una única «ilvsr7stw, divina. En cambio en Proclo a tantas «bÉp¡wz» como dioses se dan en su sistema. Koch, en sus estudios, no marca esta diferencia.
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