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132 Vicente Muñiz Rodríguez en la jerarquía celeste, todo don divino llega a las potestades mediante las virtudes que a su vez lo reciben de las dominaciones. Y los obispos, en la jerarquía eclesiástica, son los únicos que se unen directamente a la jerarquía celeste a través de los ángeles. 3. Ante esta concepción cosmológica del universo, expuesta tan sucin– tamente, todo un conjunto de preguntas se suscitan al intentar fijar el campo semántico de &mpxiv.. ¿Qué lugar ocupa la &mniv. dentro de este universo jerárquico? ¿Qué relaciones guarda con la jerarquía celeste y eclesiástica? ¿Cómo podríamos definir el serna fundamental teárquico? ¿La !h,v.pxtv. se identifica con la realidad divina o es una idea ejemplar? La respuesta a este conjunto de preguntas precisará y medirá con exac– titud el contenido significativo de &wniv. y clarificará la concepción que de la realidad divina posee el CD. La realidad &ev.pztv. se presenta tanto en CH como en EH instalada anta– lógicamente en el mismo grado que corresponde a !}zó:; y !}e;ó¡;Y¡:;, Lo prueba la atribución del adjetivo « Ó;;:Eoo6:no:;, en primer lugar. A este respecto, es significativo el empleo de 6;;:~006:no:; en juego literario apofático y cata– fático. Así, por ejemplo, la Tearquía es llamada por las sagradas escrituras Palabra, Espíritu y Esencia o Sustancia y Existencia auténtica y real, ver– dadera causa de la existencia de todos los entes. Y sin embargo, debido a su instalación supersustancial ontológica, se sitúa más allá de toda esencia o sustancia, de toda palabra y, de toda vida 277 • Este mismo juego se usa para el adjetivo ;;: v.ve; ó:p,¡¡10:;. La Tearquía es «La todo-bien nombra– da», pero es, a la vez, «la Sobre todas las cosas-bien nombrada» 278 • A este estado de eminencia corresponde como a lhó:; y a 3·zrfr,¡:; por parte de las creaturas el himno de alabanza y acción de gracias perpetua 279 . Si de esta introducción literaria se pasa a una consideración onto– lógica, se precisa todavía más el panorama de la transcendencia de la !ante, la ley de la mediación universal, referida a la jerarquía eclesiástica no se expresa con tanta nitidez y claridad como en la celeste. 277 CH II 3 C28-31 (140cl: «'A\tsl,ct xat ,r¡v crs ~acrp.ia ·1 ,f¡½ 1mspoucriou ~sé1p¡_{a; ¡wxaptrí,r¡-ca 1:W;; €x~o:v-::optxWv J.o¡lw-.i al p.~'.Jttxa.t ;:a:paOó:1st:;; 7:otÉ \tÉv lu::; Í~Ó~íº'; xcú voüv xelt oU~la.v út.tvoü:n•.. >> «Las tradiciones secretas de los oráculos de la revelación celebran también a la venerable bienaventuranza de la Tearquía que transciende toda esencia como Palabra, E~pírit;-17 s1;sta1;-cia::.. E, in~e~i~tamen,te, en con~raposición ,se"afi;ma: ~"I~:,t yx~ ór.e,r 7..acrav o;-s:a.v xat C.:u~1¿·.1, o:os:o:; :1sv, o:ur¡¡•; yur::o::; zo:po:x1:r¡ptt:ov.:o::; r:avto~ os }.o¡o'J zat 'JO'J -:r¡c; op.oto– -cr¡1:o::; cwtr¡::; a:n.iTxpti:m;; azo/~2tr:op ..s•,1m•,m. «Pues Ella na Tearquíal está situada más allá de toda esencia y de toda vida, nin– guna Luz la figura, ni hay palabra ni espíritu que no permanezcan incomparable– mente alejados de toda semejanza con Ella•, CH II 38-41 (140dl. 278 CH VII 4 C30 (212c): dx2Ivo za.:' &.:tw¡d¡v ct.:sfv U'fY/1ºº\l-svr¡ ,o ,r¡v crs~acr¡da·, a~·d¡v xai ó1:~~26:p~\1ov xa~ í:avcÚ~fl¡\LO'I &capz[a,,1 &sp ..n::(r., 2tl/~r.i¡m::; el·.,at -;:pO::; -:Wv Oeoúózmv fu; S:pnt-rOv ¡tvili:J"xa-:r&at xat Ü}tvsrcr&o:t vowv... » •Esto se puede resumir brevemente diciendo que es razonable y legítimo que la venerable Tearquía sobre todo bien nombrada y toda bien nombrada sea conocida y celebrada, en la medida de lo posible por los espíritus que reciben a Dios». 279 lb. Ya se ha indicado cómo el verbo úpvfo, es, si así puede decirse, la atmósfera en que se mueve el CD.

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