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126 Vicente Muñiz Rodríguez al régimen del término por preposiciones. se tiene: ix en EH, 1 vez; lr.i con acusativo, 1 vez en CH y otra con dativo en EH; ¡1E-cá rige acusativo 1 vez en CH; r.oó : con genitivo, 2 veces en CH y con acusativo, otras dos en EH; úr.Éo coii ~cusativo, 1 en MT y, por último, úr.ó con genitivo, 1 vez ' en CH y otra, en EH 2sa. Al organizar el vocabulario teárquico en sus unidades semánticas, se ha escogido el criterio de unidad conceptual. Es decir, se prefiere una sistematización del vocabulario tomando como punto de partida la seme– janza de un sema con otro, a la que podría adoptarse siguiendo seme– janzas de forma externa. Así, por ejemplo, el proceso diversificador des– cendente desde la Tearquía hasta lo múltiple puede revestir las formas externas de «r.póooo:;» o ser fruto de una causalidad (ah:(o:) y el ascendente, cobrar las formas de d11aToi"í1¡ o de ' 1r.to, po:p1¡ con sus características res– pectivas. Como indicamos ya anteriormente, se observa una cierta separación de vocabulario entre los tratados CH, EH y el DN, al intentar configurar constelaciones semánticas. En los dos primeros, la acción teárquica fuera de sí misma reviste aspectos luminosos (i0,lo:114t:;, rporroooo(o:) y el camino de los seres creados hacia la Tearquía se describe como <dvaTwTfi » 259 • En cam– bioel DN, nos habla de 7Cpóooo:; al tratar de esta misma acción descendente teárquica, uniéndolo al término r.pó11oto:, que, por otra parte, está ausente en la constelación semántica de &sapz[a en CH y EH 260 • La liberalidad teár– quica se expresa en CH y en EH con los vocablos owpÉmv y a·,o:/}ó,T¡c;. Los de 7Cpóooo:; y a1,[o: parecen no unir necesariamente en su ámbito semántico, 258 CH: el nominativo en IV 1 C22 (177cl; VI 1 C31 (200cl; el genitivo, en II 3 C-28-31 (140cl; V C28 (196cl; VI 2 AB (201al; X 1 D37-38 (272d); XV 8 D40 (336dl; el dativo, en II 1 All (137al y III 3 A14 (148al; en acusativo, VII 4 C32 (212cl y XIII 4 B26 (261b). Para EH, el nominativo en 501b, 508d, 564c; el genitivo, en 401, 445c, 501a, 501b, 504c, 553a, 553d, 564b; y en acusativo, 557b. En el DN, el cuadro morfológico es así: el nominativo, en 589c y 937a; el genitivo, en 589a, 589d, 593d, 637b, 640d, 649b; para el dativo, 637c y para el acusativo, en 589d, 596a, 636c y 980b; en el EP2, 1069a, &rnpx/a se utiliza en genitivo. Cuando va regido por preposición, se da la distribución siguiente: sx, en EH 376d; is;:/, con acusativo en CH 512d; 1m:d, con acusativo en CH, VII 2 A12 (280al; ;:pói;, con genitivo en CH VII 2 D45 (208cl, XIII 4 BlB (305b) y con acusativo en EH 504c; en este mismo tratado en genitivo en 568a; Gdp, con acusativo en EP2 1068a. Por último u;:Ó, con genitivo en CH VII 3 A7 (209al y EH 513c. 259 Así, para eHa\t~ti:; CH 2 AB (201al y en forma verbal en VII 3 A7 (209al y EH 501b2; para rom,ooocria CH X 1 D37-38 (272d); en EH adopta la forma verbal y es significa– tivo el pasai'e en que se encuentra con d;:oxa&mpÉm y 1:ú.amoup¡ia para indicar las acti– vidades jerárquicas, 508a; para dva 1 w-M, CH XIII 3 Bl3 (261a), en EH 401c y 504c. 260 DN 589d; 649b; «;:póoooi:; xat hq:;dvcrsti:;" en 640d; para ;:póvow, por ejemplo, 593d. El número de veces tan superior con que el DN emplea tanto «;:póoooi:;» como «;:póvow» muestran los diversos intereses que mueven en esto tratados la especulación areopa– gita. Mientras que «;:póoooi:;» es utilizada en CH, 10 veces y en EH, 1; en el DN lo es 30 veces. Con «;:póvota» sucede algo parecido. En CH, es utilizado 6 veces y en EH, 3. En cambio el DN, lo utiliza 20 veces. Aunque más adelante volveremos sobre estos mismos datos, dejamos ya constancia de ellos aquí, como índice orientador hacia el que se encauza nuestro estudio. Cf. Indices Pseudo-Dionysiani.

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